miércoles, 16 de mayo de 2012

¡Al fin solo!

   En la vida que llevamos los pobladores de las grandes ciudades rara vez logramos conseguir y disfrutar de dos elementos que nos permiten encontrarnos con nosotros mismos y que son casi un lujo, uno de ellos el silencio, por el que a veces debemos pagar sumas elevadas y largos viajes para poder disfrutarlo. El silencio es algo tan ajeno a nuestro modo de vida, que si por un momento aparece y somos conscientes de ello, ya nos preocupamos, incluso puede que nos de miedo, pues es un elemento anormal en nuestro entorno cotidiano.
   El otro es la soledad que de tanto ser desvalorizada a través de los años, ya no sabemos disfrutarla, sin embargo esta experiencia es de suma importancia para encontrarnos sin intermediarios, lo que nos crea una gran sensación de incertidumbre ya que no sabemos que hacer con nosotros mismos, cuando en realidad debería ser una excelente posibilidad.
   Si tenemos la oportunidad de juntar el silencio natural y la soledad, solo quedamos en compañía de preguntas y dudas, que es la única manera de ayudarnos a crecer, sin embargo, muy pocos seres humanos pueden enfrentarse a esto. Hemos perdido con el transcurrir del tiempo y con la necesidad del entorno social que nos genera una falsa seguridad, la inquietante sensación de nuestra minúscula valía ante lo natural. Nos aterroriza la soledad y el silencio, sin embargo lo necesitamos, pero a poco de lograr encontrarlos, corremos otra vez, desesperados, al cobijo del bullicio y el gentío, donde no hacen faltan las preguntas y las dudas, porque están todas las respuestas, para bien o para mal, al servicio del ser humano temeroso de si mismo y del universo inexplicable.

martes, 1 de mayo de 2012

Nos exigimos demasiado.

El tremendo ataque de la publicidad nos intenta marcar a fuego lo que es bueno consumir, los ejemplos sociales de triunfo nos incitan a copiarlos y sino lo podemos lograr intentaremos que nuestros hijos si lo logren. En realidad no hace falta analizar mucho para darnos cuenta que es lo que se espera de nosotros, para cada necesidad hay un producto y una red de especialistas, para cada miedo un protector, dependiendo del miedo aparecen en nuestro rescate, las religiones, la policía, las empresas de seguros, las alarmas conectadas a sofisticadas centrales de vigilancia, en fin, nada se escapa, todo esta pensado para que circulemos en la vida como el pac-man o come cocos, por lineas predeterminadas y consumiendo todo el tiempo.
Estamos tan bien educados en este modo de vida, que cuando observamos a alguien que viaja por el mundo con una mochila al hombro, pidiendo un poco de dinero en una esquina, para comer y seguir viaje, lo miramos con recelo, no nos gusta que ese ser humano este con barba de varios días y sin su baño diario y no huela a desodorante conocido, que vista de manera informal y se gaste su vida, así como así, sin producir algo vendible en el mercado para incentivar la vigencia del consumo, y para colmo nos pida una moneda. No vemos igual a un señor rico que no produzca nada, ya que puede consumir cuanto quiera, lo que lo acredita para estar dentro del sistema.
Estamos tan bien programados que no nos atrevemos a hacer nada fuera de lo normal, cualquier locura por pequeña que sea, ya no forma parte de nosotros y ni siquiera se la permitimos a otros. Si viéramos a alguien silbando una canción por la calle ¿que pensaríamos?
Aceptar este sistema propuesto desde hace años, nos lleva demasiado tiempo de trabajo y preocupaciones. Tiempo es dinero, dice un dicho inglés. Pero dinero no es tiempo, digo yo.
A veces no tenemos tiempo ni para conversar unos minutos con los seres queridos, apenas si intercambiamos información casi por gentileza, ¿como te fue en el trabajo?..regular ¿y a ti?.
El consumismo es una máquina trituradora de tiempo y de cerebros cada vez mas perezosos. Hace un años hice una prueba en casa, acostumbrado a bañarme toda la vida con un jabón de pastilla, de buena marca, que huele a hombre limpio y me dejaba ese olor a campo fresco y heno recién llovido que era mi secreto atrapa mujeres, me encuentro en la ducha con un jabón liquido y leo "gel de baño" y claro, en ese momento lo tuve que usar. Después analicé el costo y la duración de ese nuevo invento. Conclusión, yo sigo con el jabón tradicional que rinde diez veces mas. Este simple ejemplo lo podemos trasladar a muchos otros aspectos, sin tener que mirar solo el dinero y mirando lo esencial, el tiempo que perdemos ganando mas dinero para consumir un producto que hace lo mismo. Hace muchos años que mi padre se afeita con una navaja de las tradicionales, de las que usan los peluqueros, y la pregunta es ¿cuantas horas de trabajo se ahorró en hojillas de afeitar?
El tiempo libre ¿es un lujo o es un modo también de preservar la salud?, porque trabajar cada vez más genera estrés.¿Es inteligente perder el tiempo que podríamos disponer para nuestras relaciones humanas?¿que será mas importante para nuestros hijos cuando analicen nuestra vida?¿el consumo de moda o las charlas distendidas que tuvimos? ¿que recordará nuestra pareja? la persona nerviosa y agotada que sumaba horas extras o esa persona relajada que tenía tiempo para escuchar y hablar?
Creo que va siendo tiempo de hacernos un poco mas rebeldes y volver a vivir mas a nuestra manera, aunque el sistema nos mire mal.