En estos días, leí y escuché muchos comentarios sobre la pecaminosa y poco ejemplarizante vida de Maradona.
Católicos que siguen y respetan las reglas de juego de sus creencias, siempre y cuando esas reglas les cuadren con sus intereses, sino es así, las dejan de lado. Un buen creyente no pone en duda el valor del arrepentimiento, ni que la confesión los deja otra vez, limpiecitos, como nuevos, y que con un par de rezos a modo de penitencia, les devuelve otra vez al estado de pureza, como si volvieran ser inocentes niños otra vez, "como de estreno" decía un viejo amigo allá por los años 70 cuando ambos solíamos ir a misa todos los domingos (previa confesión y penitencia). Era muy cómodo eso de recomenzar, otra semana puros y sin culpas, aunque no durábamos en ese estado, pues uno de los pecados recurrentes era situarnos en el banco de atrás para pecar de vista y pensamiento con las caderas de Nilda y el culito de su amiga María, durante la misa, por lo tanto, éramos puros, apenas unas horas.
Dicen que las religiones son una cuestión de fe, y creo que es cierto, porque ninguna de ellas aguantarían un round contra el raciocinio.
Cuenta la biblia que Abraham, ( que ya tenía 100 años de edad) escuchó la voz de Dios, que sabedor de frustración por no haber sido padre y que ya había perdido la esperanza, porque él todavía funcionaba (con la ayuda de una pastilla azul) pero Sara ya no estaba en condiciones de parir. Pero... Dios hizo otro milagro y al final tuvieron ese hijo. Claro que si creían que Dios no les iba a cobrar nada, se equivocaron. Dios en su "infinita grandeza" le exigió a Abraham que le diera a su hijo en una ofrenda, el viejo sufrió lo indecible, ¿Cómo me pide que mate a mi hijo? Fue una tortura para el pobre viejo, 'pero para darle un final feliz y que Dios no quedará tan mal, cuentan que apareció un ángel para detener el asesinato del joven El viejo le dio las gracias. Maradona lo hubiese mandado a la mierda, al ángel y a Dios.
Hay muchas historias dignas de ser contadas, principalmente esa de... "cuando Jesús, volteo sus ojos al cielo, herido y colgado de la cruz, le pide a su padre, ¡ Padre no me abandones! y nuestro Padre, no atendió el pedido de auxilio. Al final también le buscaron un final feliz y nos dijeron que lo dejó morir como un perro, pero que fue "como una ofrenda a la humanidad". A Dios le gustaba eso de matar disfrazándolo de ofrendas. No se que le habría dicho Maradona, pero seguro que yo lo secundaría.
Maradona se arrepintió de sus pecados y vicios, lo hizo varias veces y frente a las cámaras de TV, en la radio, en los diarios y también lo escuché decir.. ¡no cometan los errores que yo cometí!. A Diego, nunca se le otorgó la oportunidad de volver a comenzar limpiecito. como de estreno, por mucho que se confesara ante Dios y los humanos. Dios le dio el don de la genialidad con la pelota, pero ese favor divino, él y la "gente buena y pura," se lo cobraron con creces. Maradona fue castigado con ser la eterna ofrenda, el eterno chivo expiatorio de una de una sociedad occidental lamentable, machista y cobarde que sigue rindiéndose ante el dinero, que oculta las verdades, donde un izquierdista sigue siendo mal visto, porque el poder sigue siendo de las derechas y las religiones.
José Trillo Aran
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