Un mediodia,
un vendaval un terremoto,
en sus calmas, brisa tibia
de una tarde en el palmar.
Una lluvia de verano,
una piedra en el zapato,
es arrorró y es ternura
o todo pasión y arrebato.
Un lago con luna plena,
un revuelto de emociones
es una loca, serena
y un jolgorio de tambores.
Estoy preso en sus cadenas,
porque es hogar y es pecado.
Y agonizo en sus caderas
alegremente a su lado.
Jose Trillo Aran
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