lunes, 12 de enero de 2015

¿Que hay detrás de tanta demostración de dolor?


LÍDERES INTERNACIONALES EN LA CABECERA. De izquierda a derecha, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker; el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; el presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keita; el presidente francés, Francois Hollande; la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente del Consejo, Donald Tusk, y el presidente palestino, Mahmoud Abbas. / FOTO: Olivier Hoslet (Efe)
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Creo que nadie debe tener dudas de mi inclinación pacifista y por supuesto que jamás apoyaré la violencia, por muchas razones, primero por no creo en ella y segundo porque fui víctima de ella, pero cuando digo violencia me refiero a todas sus variantes, también la de los estados, no solo fuera sino dentro de sus fronteras, por lo tanto pido al lector que no tome mis palabras como algo insensible o que apoye a unos u otros, pero intentaré ser calculador como lo son muchos de esos grandes baluartes que figuran en la foto, posiblemente pálidos y tiesos no por el dolor sino por el frío reinante en París.
   Si miramos la cantidad de muertos del atentado de París, podemos encontrar similitudes en muchos otros atentados en múltiples lugares del mundo, casi a diario. En USA cualquier chaval desquiciado, tan americano como el dólar o las hamburguesas, coge un rifle y da rienda suelta a su locura y como mata a diez puede matar a veinte, sin embargo nadie pone en duda su nacionalidad, ni se duda de su educación, ni de su religión, ni de los valores que aprendió en la escuela. Cuando el piraó sueco, de buena cuna y una cultura elevada llevó a cabo una matanza en la isla de Utoya donde murieron 77 jóvenes estudiantes, no hubo esta demostración de dolor, tan notoria, ni se juntaron tantos presidentes para dar la cara, si hubo condolencias oficiales y algunas manifestaciones en Suecia, pero nunca con este nivel de movilización, donde las principales cadenas de televisión lo emitieron en directo.
  ¿Por qué esta vez si?, es una pregunta que me nace porque temo que detrás de este movimiento se esconde, primero, la justificación de las intervenciones de tantos militares europeos en las contiendas bélicas en los países árabes y segundo, una preparación para otra vuelta de tuerca al recorte de las libertades ciudadanas. Este miedo nuevo viene a dar por suaves y necesarias las medidas, por ejemplo, ya tomadas por la nueva ley ciudadana, donde entre otras cosas se permite que la policía pueda intervenir teléfonos sin previa autorización judicial y al criterio de gravedad y correspondencia que ellos estimen. Ya en nuestro país nuestro ministro del interior Fernandez Diaz tiró, como al pasar, la idea de que habría que controlar el libre paso de las personas, aún a costa de cargarse el tratado Schenguen, pero seguramente habrá más como compras injustificadas de armamento, habrá más ya que ante el ataque de la ultraderecha europea que pedirá más dureza, los gobiernos querrán demostrar que no son blanditos, lo que nos llevará a perder libertades que costó mucho conseguir. Los asesinos de París aunque no hayan ganado habrán conseguido que el miedo nos permita ceder libertades y a decir ¡si! a cada vuelta de tuerca de los controladores de gente. Deberemos estar atentos, porque creo que la idea es seguir recortando derechos y este atentado les viene muy bien a muchos que parece que les duelen unas muertes, pero no, llevan demasiadas en su haber.

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