Veo con preocupación como día a día aparecen noticias sobre hechos que debilitan la unidad europea. A mi entender estamos en un momento de total desorientación, principalmente en la política económica, que nos lleva irremediablente a grandes divisiónes. Son varios los factores, entre ellos el mal proceder con los refugiados, pero, para resumir y centrarme en el tema que considero como eje de la discordia, diré que en cierto modo la culpa de tanta confusión la tienen los partidos socialdemócratas, que se dejaron llevar y se contagiaron del rumbo decidido de la derecha neo-liberal, y fueron dejando de lado, sus principios sociales y terminaron por acompañar sin mayores interferencias las políticas favorables a las grandes mutinacionales y a la banca. Apenas levantaron la voz ante los recortes sociales, pero más allá de las protestas, más o menos altisonantes, nunca se opusieron de verdad. El primer problema es que la derecha europea ya no tiene contrapartidas y la mayoría de las veces, termina imponiendo sus ideas o propuestas. Los que no simpatizamos con esa tendencia, solemos entender (o eso creemos) que el descontento y el alejamiento de los ciudadanos europeos, (que ahora buscan refugio y esperanza en los extremismos, que tienen la parte más fácil, como es, encauzar el descontento) son la lógica consecuencia de la desilusión por no ver mejoras en sus vidas, principalmente en la parte económica, pero también en la precariedad laboral, e incluso en la pérdida de derechos humanos. Las recetas de recortes y austeridad, no dieron resultado, pero la culpa no se le puede achacar solo una parte. Los socialistas europeos, perdieron sus valores, que siempre estuvieron enfocados hacia el bienestar social, a luchar contra las fobias, racistas y xenófobas, y por las mayores libertades posibles, pero no lo han sabido hacer.
Para muchos millones de simpatizantes de la izquierda se iluminó la esperanza de cambio con la llegada al poder de Alexis Tsipras, pero así como iluminó, así se apagó. Los socialistas europeos están, pasados de peso, fuera de forma, sin la garra y la fibra necesaria para luchar. Es que muchos socialistas dejan de serlo, cuando llegan un poco más "alto", que el pueblo al que deberían representar.
La gran duda es si estarán capacitados para regenerarse, fortalecerse y dar nuevas esperanzas a esta Unión tiende a resquebrajarse, no solo por la salida de los ingleses, sino porque ya se está empezando a pensar en otra división, "la Europa de dos velocidades", donde no puedan convivir en igualdad de condiciones, los países más poderosos, con los más débiles.
José Trillo Arán.
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