En esas charlas de sobremesa de los domingos, mi madre solía recordar mis travesuras de niño. Eran tiempos lindos cuando ella vivía y yo era un hombre ya maduro que podía ver las cosas de otra perspectiva. Una de las historias era que cuando yo cometía algún fallo y mi madre me preguntaba si había hecho algo, o había dejado de hacerlo, ella sabía si era cierta mi respuesta a las pocas horas de haber hecho la pregunta, si le había mentido o falseado mi respuesta, era inevitable que yo no apareciera en casa, con un ramo de flores que normalmente robaba de otros jardines del barrio, o juntando en los terrenos baldíos, o ambas cosas a la vez. Es que de niño nunca pude mentir, pero claro, todo se aprende y ya de mayor no regale más flores a cambio de mis mentiras.
Esta historia me vino a la memoria al leer el diario y ver que ya se comprobó que la Gürtel pagaba los cumpleaños de los hijos de Ana Mato, que empresa ponían los globos, quien otro aportaba los payasos, los castillos inflables, la Coca Cola, el ron, el vino, la cerveza para los papis y hasta el hielo en cubitos, y me quedé pensando que esas fiestas la pagamos todos nosotros. Lo extraordinario de esta mujer es que además nos quieren vender la imagen de que no sabía nada, ni de las cuentas de los cumple, ni del Jaguar del marido...pero esta mujer es mentirosa con mucha práctica, y eso se aprende de pequeño, y me queda una pregunta ¿le habrá regalado muchos ramos de flores a su madre?
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