Igualdad de género y conciliación familiar
Dos de las grandes asignaturas pendientes en las sociedades
industrializadas y económicamente desarrolladas son la igualdad de
género y la conciliación familiar. Aunque aquí los nombremos de forma
separada, no son tan distantes, y el primero – o la ausencia del mismo –
depende bastante de los esfuerzos que una familia dedique en el segundo
asunto. ¿A qué nos referimos con esto? Bien, en las economías
desarrolladas existe casi una desigualdad estructural a nivel
socioeconómico entre mujeres y hombres, fundamentado en muchos casos en
el deseo de formar una familia. Ejemplos de esta desigualdad los podemos
encontrar en la llamada ‘brecha salarial’, por la cual una mujer cobra
menos que un hombre en un puesto de trabajo exactamente igual y tiene
menos probabilidades de ascenso o promoción dentro de la empresa
simplemente por su sexo; la mayor dificultad de la mujer de insertarse
en el mercado de trabajo al disponer de menos tiempo al estar al cuidado
del hogar o los hijos y en referencia a esto último, una mayor
precariedad laboral al ser “madres potenciales”.
Dada esta problemática – puesto que es un problema serio y que
debería ser bastante más vergonzante de lo que es –, el único criterio
que lo rige es el económico y por supuesto, la perpetuación de roles
sociales al no hacer demasiado por cambiar esta situación. Dicho
criterio se resume en que una mujer es un trabajador más inestable al
ser una madre en potencia. Si esto se produjese, en la práctica
totalidad de estados de bienestar se han desarrollado prolongadas bajas
por maternidad antes y por supuesto, después del parto. Esta legislación
protectora hace que las empresas empleadoras sigan teniendo que pagar
el sueldo de la empleada durante su baja por maternidad sin que la
propia empresa reciba ninguna compensación o retribución por la pérdida
de dicho trabajador. Partiendo de esta lógica económico-empresarial,
muchos empleadores son reacios a contratar mujeres o en el caso de las
que ya trabajan, el riesgo de despido aumenta si se quedan embarazadas.
Por estos motivos, y en un delicado y difícil intento por equilibrar
igualdad de género y promoción de la familia – no olvidemos que los
recursos humanos son vitales para estos países –, los estados nórdicos
han realizado políticas bastante activas de cara a blindar laboralmente a
las mujeres, tanto en su propio empleo como facilitar a los padres el
desarrollo de una vida familiar.
En Noruega, por ejemplo, las madres tienen 46 semanas de baja por
maternidad con el 100% del sueldo o 56 semanas con el 80%, mientras que
el padre tiene 12 semanas de permiso. Si creíamos que estos derechos ya
son bastante atractivos, todavía hay más. Desde el momento en el que
nace un hijo y hasta que cumpla los 18 años, cada familia es ayudada con
125€ mensuales – mantener un hijo cuesta miles de euros anualmente –;
también, hasta que tenga tres años, las guarderías son gratuitas o, en
caso de permanecer la criatura en casa, se ayuda a las familias con
hasta 5000€ al año. Los restantes niveles educativos noruegos también
son gratuitos.
INTERESANTE: El paraíso de la conciliación está en Noruega (El País, Abril 2011)
En el país con el que Noruega limita al este, Suecia, las bajas por
maternidad y las ayudas a la familia también son sustanciales. Los
progenitores suecos disponen de 480 días – 16 meses – de permiso con el
80% del sueldo cubierto, de los cuales pueden compartir 60 con quien no
tenga la baja principal. Aquí las guarderías ya no son gratuitas, aunque
sí son de una cuantía bastante reducida para lo que es el nivel de
precios de Suecia; también existen ayudas mensuales para quienes deciden
tener un hijo, 100€ hasta que cumpla los 16 años y refuerzo
extraescolar gratuito hasta los 12, además de la ya asentada gratuidad
en todos los niveles educativos.
INTERESANTE: Suecia: el espejo de la igualdad (El País, Abril 2007)
Si nos vamos hasta Finlandia, la situación es similar. Las madres
finesas tienen 105 días de permiso con el 80% de su sueldo, mientras que
los padres sólo 18 días. A pesar de esto, ambos disponen de 158 días
más que pueden compartir en los meses siguientes al nacimiento de su
hijo, por lo que aunque no se lleguen a cifras tan altas como las suecas
o las noruegas, al final queda un permiso bastante equitativo y
generoso para ambos. En los años siguientes, la flexibilidad del sistema
educativo finlandés facilita en gran medida que las familias no estén
excesivamente preocupadas de los hijos ni tengan que renunciar a
trabajar por criar a sus retoños. Finlandia, que de los cuatro países es
el que menos renta per cápita tiene, consigue compensar esas cifras con
un sistema sociocultural amplísimo que facilita a las familias la
crianza de los hijos. Lógicamente, que el sistema educativo en su
totalidad sea gratuito es un aliciente a esta conciliación.
INTERESANTE: Así consigue Finlandia ser el número 1 en Educación en Europa (ABC, Marzo 2013)
En último lugar, Dinamarca. El país de Lego es notablemente generoso
con la política familiar, ya que al igual que sus vecinos escandinavos
lo concibe como un sistema que relaciona mercado laboral, educación,
valores socioculturales y por supuesto, el omnipresente papel estatal.
Así, las madres danesas disponen de un año de baja por maternidad con el
sueldo cubierto, mientras que para los padres sólo hay dos semanas de
permiso. A pesar de este desequilibrio que deriva en que la madre pueda
quedarse más descolgada del mercado laboral, el Estado proporciona entre
100 y 200€ mensuales a las familias por cada hijo en edad escolar,
además de facilidades extra como la gratuidad en la educación y otras
ayudas al estudio.
Como llegados a este punto también habrá curiosidad por saber qué
situación se vive en este sentido en España, la comentaremos brevemente.
El permiso por maternidad en España es de 16 semanas, esto es, 112 días
con el 100% del sueldo cubierto; por el otro lado, el padre puede coger
15 días también con el sueldo cubierto al 100% y si así lo desea(n),
otros 15 días más que se descontarían del periodo de baja de la madre.
Una vez suprimido en 2010 el famoso “cheque-bebé”, que era una
aportación de 2500€ por cada hijo nacido o adoptado, las ayudas en
España tienden a cero y al contrario que la universalidad de las ayudas
nórdicas, en nuestro país se relacionan con criterios de renta, por lo
que sólo perciben ayudas – y tampoco demasiado generosas – quienes
tienen una situación económica más que precaria. Una vez el niño crezca,
las guarderías gratuitas no existen, sí lo son los niveles de primaria y
secundaria obligatoria y la gratuidad de la matrícula universitaria –
encarecida un 60% en los últimos años – depende de unas becas que
desaparecen a pasos agigantados.
INTERESANTE: Permisos de maternidad y paternidad en distintos países de Europa (lainformación.com, Marzo 2011)
Democracia y participación política
Entender un sistema político democrático – e incluso autoritario –
como algo unidireccional es, además de ser algo que induce a error,
ineficiente. En el caso de las democracias, es una necesidad que haya,
especialmente a la hora de elaborar políticas, comunicación e
influencias en ambos sentidos. El Estado debe legislar sobre la
población, así como la población debe indicar a las instituciones
públicas por donde debe actuar o prestar atención en base a las demandas
ciudadanas. Cualquier carencia en ambos sentidos deriva en ineficacia y
malas políticas. La importancia de esta retroalimentación constante del
sistema, así como el compromiso por la democracia, es algo muy
arraigado en los países nórdicos y un punto central de su identidad.
Dicho ciclo político no sólo se basa en la participación ciudadana o
que determinadas cuestiones de alcance fundamental se decidan por
referéndum, sino que por lo general, la población de los países nórdicos
participa activamente en política de una u otra manera. Afiliación a
partidos, a sindicatos o a ONGs son algunos de los ejemplos en los que
destacan estos países. Así, y lejos de los sectarismos partidistas a los
que estamos acostumbrados en la zona mediterránea, se crea una
conciencia política plural, constructiva y sobre todo, crítica.
Por ejemplo, si acudimos a ver las tasas de afiliación a los
sindicatos, los países nórdicos son los que más altas las tenían en 2011
según el Instituto de Estudios Económicos, aunque más bajas que diez
años antes. La media de la OCDE se sitúa en que un 17,5% de la fuerza de
trabajo está afiliada a algún sindicato. Pues bien, en Finlandia, el
segundo de dicha zona sólo por detrás de Islandia, la afiliación es del
70%; en Dinamarca del 68,8%; en Suecia del 67,7% y en Noruega del 54,6%.
Después de ellos, que son de segundo a quinto puesto, ya vendrían todos
los demás países de la OCDE. En esta variable, España se encuentra con
un 15,9% de trabajadores afiliados, por debajo de la media, mientras que
un bastión histórico del sindicalismo europeo, Reino Unido, sólo cuenta
con un 25,8% de afiliación.
Las altas cifras de la sindicación nórdica también se deben a que en
estos países, además de algún otro europeo, los logros cosechados por el
sindicato en materia laboral, de derechos, prestaciones y demás, sólo
benefician a los trabajadores sindicados, por lo que muchos trabajadores
acaban afiliándose en busca de las ventajosas condiciones que los
trabajadores nórdicos obtienen a través de sus sindicatos.
MÁS INFORMACIÓN: La afiliación en España, entre las más bajas de la OCDE (Instituto de Estudios Económicos, Septiembre 2013)
Para el caso de los partidos políticos, las cifras de afiliación son
bastante más difíciles de encontrar que las de trabajadores sindicados. A
pesar de ello, ciertas noticias o hechos nos llevan a pensar que
efectivamente las cifras de afiliación política son bastante más altas
que en el resto de Europa, como así sugiere esta noticia relativa a la
masacre en la isla noruega de Utoya, momento que muchos recordarán y que
no debemos olvidar que la inmensa mayoría de víctimas eran jóvenes del
Partido Laborista noruego.
INTERESANTE: La matanza en Noruega dispara las afiliaciones a los partidos (El Mundo, Julio 2011)
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Nacido
en Madrid, en 1992. Graduado en Relaciones Internacionales en la UCM.
Estudiando el Máster en Inteligencia Económica de la UAM. Interesado en
temas de economía, política y seguridad.
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Con un ejemplo se entiende mejor: Tenemos a dos personas que ganan, respectivamente, 800€ y 3000€ al mes. Ambos gastan 100€ en hacer la compra, pongamos que con un tipo medio de IVA del 16%. Esos 16€ que se pagan de impuestos suponen un 2% de la renta de quien gana 800€, mientras que supone un 0,53% de quien gana 3000€. Esto quiere decir que dicho impuesto afecta más (le deja menos dinero disponible) a quien tiene menos que a quien tiene más.
En el caso europeo, sí es progresivo el Impuesto sobre la Rente, que grava más cuantos más ingresos se tienen, mientras que los que ganan menos o pagan muy poco o directamente nada, precisamente con la intención de que tengan más dinero disponible.
En relación a quien solicita utilizar este escrito para un trabajo, por supuesto. Todo esto está en licencia Creative Commons, por lo que cualquiera es libre de utilizarlo siempre y cuando se cite al autor original.
Muchas gracias por vuestros comentarios
Un saludo.
Me refiero particularmente a la cultura de la corrupción y al inestable desarrollo económico. El Estado funciona y es honesto (con lo cual se castiga fuertemente la corrupción). Además existe una economía fuerte que permite mantener el sistema a punta de impuestos.
Si tuviera que mencionar el caso de mi país (Venezuela) pues haría referencia a los informes de Transparencia Internacional (el más corrupto de latinoamérica) y un entorno económico cada vez más parecido a las economías del socialismo real que a una economía capitalista mixta y desarrollada. Debo reconocer que el caso es polémico por la extrema polarización existente (nada que ver con el consenso social que pareciera haber en los países nórdicos) y una lucha política que oculta muchas cuestiones que nos afectan, como el ser de los países mas peligrosos del mundo, la errática política anticíclica (más el entorno petrolero que se nos avecina) y demás particularidades derivadas de nuestra posición económica y política.
Si no hay desarrollo económico y un Estado que opere eficientemente en sus tareas, no habrá sistema socioeconómico que valga. Sea cual sea.
Buen artículo.
Es una info. de ccoo, pero los datos son del INE.
Una cosa es que se pueda haber llegado a gestionar un poco ineficientemente, pero la intervención estatal no es el problema.
http://elordenmundial.com/regiones/europa/el-modelo-de-bienestar-nordico-22/
Con base en un caracter mas pacifico y racional que el nuestro se ha llegado a una implicacion de la ciudadania en la eleccion de sus gestores publicos al margen de partidismos, que contribuye a otorgarles un presupuesto publico mas cuantioso y en consecuencia a tener un modelo politico mas cohesionado socialmete que el nuestro, por ejemplo en lo educativo y lo laboral.
Sin embargo el modelo no parece excento de debilidades como la fragilidad del sistema laboral de flexiseguridad y la mayor responsabilidad otorgada a los politicos, expresada en el siguiente articulo, que podria implicar un autentico efecto domino si no se acertase en la politica adecuada.