A la basura: los argentinos, los “más derrochadores” de América Latina
La cultura del desperdicio.Según un relevamiento de la FAO, cada persona tira en promedio tres kilos por mes. Hortalizas, frutas y pollo es lo que más se desaprovecha.
Cada año, los
argentinos mandan al tacho de basura una tonelada y media de comida. Son
38 kilos por persona de alimento desperdiciado. Aunque la cifra nos
ubica muy lejos de Estados Unidos o Europa –donde lo que se tira llega a
115 kilos– también nos deja como uno de los países que más comida
desperdicia en América Latina donde la media no supera los 25 kilos.
Es el yogur que se venció en la heladera, el pollo que quedó en el horno la noche anterior o las papas fritas manoseadas que sobraron del cumpleaños del nene. A los descuidos de casa se le suman el mozo que no avisó que la milanesa era para cuatro, el del salón de casamiento que calculó para trescientos y vino la mitad, o los paquetes de galletitas que se hicieron añicos al caer de la góndola del supermercado. Son más de tres kilos por persona en un solo mes.
Los especialistas los llaman “desperdicios”, para diferenciarlos de “pérdidas” que es la comida que se deteriora a lo largo de todo el proceso de producción. Los dos forman el PDA, pérdidas y desperdicios de alimentos. Este año, por primera vez, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, elaboró un informe que mide el PDA de nuestro país. Así, el total de comida que termina siendo desaprovechada asciende a 16 millones de toneladas: Es el 12,5 por ciento de la producción agroalimentaria del país, según las cifras oficiales.
Lo que ocurre en Argentina es el patrón que se repite en la mayoría de los países en vías de desarrollo: el mayor porcentaje de comida que se malgasta se genera durante la producción. Al contrario, en países de Europa o en Estados Unidos, la pérdida de comida es menor, mientras que los altos porcentajes de desperdicios corre por cuenta de los consumidores.
De acuerdo con el informe de la Dirección Agroalimentos de la Secretaría, en Argentina, cada año se van a la basura más del 40 por ciento de las hortalizas, el 30 por ciento de las frutas y más del 20 por ciento de la carne de pollo.
La comida que se desperdicia es un problema mundial. En su último informe la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que el 30 % de la producción de alimentos se tiraba. Mientras que otro informe del Banco Mundial precisaba que cada año, América Latina malgastaba el 15 % de sus alimentos. En ese contexto, los argentinos aparecemos como los más derrochadores.
En la Argentina existen 17 bancos de alimentos agrupados en la Red Argentina de Bancos de Alimentos. Allí, se ocupan de recuperar mucha comida que podrían terminar en la basura, como promociones que finalizaron, envases que se dañaron o excedentes de producción. Como otras ONGs piden una solución para que se reglamente la llamada Ley del Buen Samaritano o Ley Donal que establece un marco legal para la donación de alimentos.
La ley, aprobada en 2004, establecía que todas las donaciones debían cumplir con las “exigencias bromatológicas” del Código Alimentario, pero determinaba que el donante quedaba “liberado de responsabilidad por los daños y perjuicios que pudieran producirse” con la comida entregada. Como el Poder Ejecutivo vetó ese artículo, las donaciones entraron en una nebulosa.
Sofía Costa Navarro, de la Red de Bancos de Alimentos, asegura que “es necesario generar políticas que alienten, garanticen y fortalezcan a los potenciales donantes. Se podría apoyar el trabajo de los Bancos mediante el impulso de una ley, como la Ley del Buen Samaritano Al no existir todavía esta ley, las potenciales empresas donantes pueden sentir que no tienen garantías de protección necesarias o suficientes al momento de donar alimentos”.
El año pasado, el Banco de Alimentos recolectó más de 4,2 millones de kilos de comida que sirvieron para dar de comer a más de 92 mil personas. Gran parte de los platos que sirvieron se cocinaron con alimentos en perfecto estado salvados antes de que terminaran en la basura.
Es el yogur que se venció en la heladera, el pollo que quedó en el horno la noche anterior o las papas fritas manoseadas que sobraron del cumpleaños del nene. A los descuidos de casa se le suman el mozo que no avisó que la milanesa era para cuatro, el del salón de casamiento que calculó para trescientos y vino la mitad, o los paquetes de galletitas que se hicieron añicos al caer de la góndola del supermercado. Son más de tres kilos por persona en un solo mes.
Los especialistas los llaman “desperdicios”, para diferenciarlos de “pérdidas” que es la comida que se deteriora a lo largo de todo el proceso de producción. Los dos forman el PDA, pérdidas y desperdicios de alimentos. Este año, por primera vez, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, elaboró un informe que mide el PDA de nuestro país. Así, el total de comida que termina siendo desaprovechada asciende a 16 millones de toneladas: Es el 12,5 por ciento de la producción agroalimentaria del país, según las cifras oficiales.
Lo que ocurre en Argentina es el patrón que se repite en la mayoría de los países en vías de desarrollo: el mayor porcentaje de comida que se malgasta se genera durante la producción. Al contrario, en países de Europa o en Estados Unidos, la pérdida de comida es menor, mientras que los altos porcentajes de desperdicios corre por cuenta de los consumidores.
De acuerdo con el informe de la Dirección Agroalimentos de la Secretaría, en Argentina, cada año se van a la basura más del 40 por ciento de las hortalizas, el 30 por ciento de las frutas y más del 20 por ciento de la carne de pollo.
La comida que se desperdicia es un problema mundial. En su último informe la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que el 30 % de la producción de alimentos se tiraba. Mientras que otro informe del Banco Mundial precisaba que cada año, América Latina malgastaba el 15 % de sus alimentos. En ese contexto, los argentinos aparecemos como los más derrochadores.
En la Argentina existen 17 bancos de alimentos agrupados en la Red Argentina de Bancos de Alimentos. Allí, se ocupan de recuperar mucha comida que podrían terminar en la basura, como promociones que finalizaron, envases que se dañaron o excedentes de producción. Como otras ONGs piden una solución para que se reglamente la llamada Ley del Buen Samaritano o Ley Donal que establece un marco legal para la donación de alimentos.
La ley, aprobada en 2004, establecía que todas las donaciones debían cumplir con las “exigencias bromatológicas” del Código Alimentario, pero determinaba que el donante quedaba “liberado de responsabilidad por los daños y perjuicios que pudieran producirse” con la comida entregada. Como el Poder Ejecutivo vetó ese artículo, las donaciones entraron en una nebulosa.
Sofía Costa Navarro, de la Red de Bancos de Alimentos, asegura que “es necesario generar políticas que alienten, garanticen y fortalezcan a los potenciales donantes. Se podría apoyar el trabajo de los Bancos mediante el impulso de una ley, como la Ley del Buen Samaritano Al no existir todavía esta ley, las potenciales empresas donantes pueden sentir que no tienen garantías de protección necesarias o suficientes al momento de donar alimentos”.
El año pasado, el Banco de Alimentos recolectó más de 4,2 millones de kilos de comida que sirvieron para dar de comer a más de 92 mil personas. Gran parte de los platos que sirvieron se cocinaron con alimentos en perfecto estado salvados antes de que terminaran en la basura.
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EL MISMO DIARIO DA DOS VERSIONES DISTINTAS EN MENOS DE UN MES, ANTES HABLABAN DEL HAMBRE QUE PASABAN EN ARGENTINA...¿Qué ha cambiado en ese tiempo?...¡que ya ganó Macri! y lo que antes era una noticia de ataque al gobierno, hoy ya no le es.
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OTRO EJEMPLO;
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