Podríamos comenzar un cuento cambiando el clásico comienzo de "había una vez en un país muy lejano, un rey que..." pero no sería del todo acertado, pues hay una España lejana y tan antigua como el comienzo de los cuentos, donde también hay un rey casi tan lejano como el tiempo de esos cuentos, tan lejano como Dios de este mundo real que vivimos. Escuchar al rey diciendo un discurso anodino, evidente en mensajes que quiso ocultar, recurriendo al patriotismo barato pero con palabras lejanas de todo "populismo", para muchos como yo fue un insulto. Su majestad desde la pose estudiada y un marco pomposo de lujo decadente, nos quiso decir "apoyen a Rajoy", (lo mismo que aconsejan los grandes del IBEX, Ciudadanos y el Episcopado) nos recordó que es necesaria la unión de España aunque esté atada por la fuerza, nos recordó que debemos defender la democracia siendo el heredero del franquismo, nos recordó, con su silencio, que para la monarquía no hubo corrupción, ni deshauciados, ni gente pasando frío, ni abuelos mal alimentados porque sus pensiones son una vergüenza, ni que las mujeres muertas a mano de sus parejas o ex-parejas merecen su atención, que tampoco son preocupación los dos millones de ciudadanos que optaron por emigrar en los últimos cuatro años, ni que hay millones de españoles trabajando por sueldos miserables, ni que su hermana ni su cuñado están presos, ni que su padre es inimputable, ni que hagan lo que hagan él o los suyos, podrán serlo. Nos quiso marcar pautas bien definidas y solo le faltó emular a Aznar y decirnos "España va bien". Intentó enviarnos un mensaje, pero el tiro le salió por la culata, pues una vez más y en momentos cruciales para los españoles nos recordó que este señor no está en la realidad del pueblo, ni se lo espera. Por lo tanto nos terminó de reafirmar las ideas a los que esperamos una república y les debilitó la creencia a muchos que aún pensaban que este señor es necesario. Más de media España ya no cree en esta institución ni a los que apoya. Hay cambios en España ¡y muy profundos!, tantos que no sabemos como será nuestro futuro como país, puede que sea un país federal, puede que se actualicen las autonomías con respecto al poder central, puede que de una vez por todas se entienda que este país es la unión de distintas identidades, o puede que no sea nada, porque o nos unimos por las buenas a partir de una unión plurinacional con el debido respeto a las peculiaridades de cada uno...o el rey tendrá que sacar el ejercito a la calle para recurrir a los métodos del viejo caudillo. Fue de tal error su discurso que hasta el lugar elegido, lo hizo, lejano y solitario.
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