En esta época las personas de buen corazón suelen desear un año mejor para todos los que quieren, también están los otros que solo lo dicen de un modo social, pero en el fondo les importa poco o simplemente tienen claro que solo son deseos sin fundamentos lógicos.
Desear el bien es un modo de fomentar la esperanza que es el condimento fundamental para seguir adelante y sentirnos vivos, porque sin esperanza ya me dirá usted como puede seguir el pueblo palestino, o como pueden enfrentar el día a día los ciudadanos de Irak, los yemeníes, o como los indígenas de Bolivia pueden volver a convivir con el odio racial y tragar el pan duro de ser considerados ciudadanos de tercera, o cuarta, o directamente ya no sean ni calificados como humanos, ¿como podrán seguir adelante tantos pueblos o personas sin la esperanza de un cambio?
Pero a la esperanza hay que ayudarla, aunque sea a tiros.
El 2020 será un año más, de luchas, de manifestaciones y protestas masivas, cada vez más numerosas, de represión para todos aquellos que intenten cambiar el sistema vigente porque hace siglos que en el fondo, no cambia nada y solo mejora el maquillaje.
2020 será más duro de lo que muchos esperamos y habrá que seguir luchando con fuerza y esperanzados en que solo se mejore algo, un poquito nomas, pero, no espere mucho, porque hasta los mismos desgraciados que sueñan con cambios, al final se terminan acostumbrando, aborregando y al final terminan acobardados, temerosos, incluso, ante los posibles cambios que ellos mismos necesitan y esperan.
¡Nos sobran alcahuetes y nos faltan revolucionarios!, dijo Eva Peron y eso no a cambiado mucho.
Pero, bueno... habrá que tener esperanza...¿verdad?
José Trillo Aran
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