Cuando los políticos y sus serviles, de tanta bajeza unos como otros, venden miedos y odios, nunca faltan energúmenos que compren el mensaje, y lo hagan suyo, aunque paguen con la cárcel.
Los racistas contentos, el idiota preso.
Cuando los políticos y sus serviles, de tanta bajeza unos como otros, venden miedos y odios, nunca faltan energúmenos que compren el mensaje, y lo hagan suyo, aunque paguen con la cárcel.
Los racistas contentos, el idiota preso.