Faltan los últimos tijeretazos:
"Draghi compró tiempo a los gobiernos en Europa. Sin embargo, este tiempo no se ha aprovechado. Italia parece incapaz de emprender reformas, Portugal padece una grave crisis de gobierno y sigue existiendo, como al principio, la ilusión de que Grecia está en la situación de poder reducir su deuda de manera independiente. Los gobiernos dejan las cosas para otro día y confían en el BCE", critica el alemán.
Stark cree factible el hecho de que al final no se tengan que cumplir las condiciones para activar el programa de compra de deuda: "La presión sobre el BCE será cada vez mayor para que se elimine la cláusula de condicionalidad".
Durante la entrevista con el diario alemán, Stark destaca también que ya no existen líneas rojas. "Vamos hacia el camino de una unión de transferencias y responsabilidades", indica.
Fuente: El Mundo
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