sábado, 17 de octubre de 2015

¡Marche... una tortilla de cucas con saltamontes! para la mesa dos...

A la hora de comer, los humanos no nos diferenciamos mucho de los cerdos o las gallinas, comemos lo que tengamos delante, y con hambre, de la verdad, ni me quiero imaginar. Si usted se considera ofendido/a por esta comparación deje pasar unos años y ya me dirá. "Todo bicho que camina va a parar al asador" escribía Miguel Hernandez en el Martín Fierro, pero la realidad siempre supera a la literatura y no es todo bicho que camina, sino también los que vuelan, los que nadan o se arrastran. Por otro lado esta medida nos acercará a esos seres de oriente que uno ve comer todas esas "rarezas asquerosas", una medida más de integración cultural y gastronómica, y lo digo en tono de burla, por supuesto. Una de las metas de la globalización y el dominio mas sencillo de las masas humanas es que todos seamos iguales, en todo lo posible. Y los que me conocen, saben que no me gasto mucho en ejemplos, porque usted, como lector, debe poner lo suyo. Primero se llenó el mundo de pantalones vaqueros y Coca Cola,  luego de hamburguesas, luego que todos pensemos que los malos son  esos que los buenos occidentales señalamos, y hoy ya estamos ¡todos a una! contra los terroristas, aunque no sepamos bien quienes son, ni cual es su maldad, una maldad que a veces se corresponde exactamente, con los valores que nosotros nos agenciamos, por ejemplo, luchar por la libertad. en nombre de esa lucha viajan los soldados buenos miles y miles de kilómetros para matar unos terroristas que están "en su tierra", luchando, casualmente, por lo que ellos consideran que su libertad.
Ahora la UE daba el visto bueno a que comamos insectos, por lo que yo que soy medio ladilla me pongo a pensar ¿qué empresas chinas, o mexicanas estarán detrás de esto?, porque ya verá como encontrará en los supermercados insectos importados de estos países y otros, principalmente orientales.
Esta medida nos iguala, el problema es que también puede igualar a los restaurantes sucios de los limpios, porque una cucaracha es una cucaracha y guisada no se distinguirá mucho...je...je...
Cuando cumplí los doce años, mis padres me enviaron a aprender el oficio de zapatero con un asturiano que se había escondido en las montañas para escapar de las matanzas de Franco, matanzas que continuaron después de terminada la guerra civil, con oídos como pantallas satelitales y ojos vacunos escuché historias de como sobrevivían comiendo ratas, gusanos y otras "exquisiteces" que les brindada la naturaleza". Mas tarde, siendo ya un hombre, leí como los soldados alemanes atrapados en las congeladas estepas rusas, se comían los piojos que invadían su cuerpo, era esto un acto de sobrevivencia pura, o morían los piojos o se morían ellos de hambre o enfermedad. Todos conocemos la historia de los jugadores de rugbi uruguayos que comieron la carne de sus compañeros muertos al caer el avión en la cordillera de los Andes. No debemos ponernos en plan negativo, esta decisión tiene una gran importancia en nuestra vida gastronómica, sanitaria y económica...¡ no más insecticidas en casa!, podemos juntar todo, hormigas, arañas, moscas, mosquitos y hacer un revuelto,(con aceite de oliva virgen, claro) no solo no cantaminaremos con esos pesticidas, sino que ahorraremos en la compra...je..je...
Ya ve, los hombres podemos superar todas las pruebas a la hora de comer y no debemos espantarnos por estas novedades, a lo sumo deberemos vencer, solo los prejuicios creados por la educación.
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 Qué delicia, un bicho en la ensalada

La UE permite regular el consumo de bichos como alimento prohibido por el Gobierno


Una mujer come insectos en un bar de Valladolid. / EFE

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