domingo, 11 de marzo de 2012

¿20 años no es nada?

Así dice la letra del tango..."veinte años nos es nada...", pero si lo es, al menos para el lado por donde quiere ir esta pequeña historia.
Se suele decir con cierto orgullo que fulano de tal, a pesar de su fama o su dinero sigue siendo amigo de sus amigos de la niñez, como si el tiempo no hubiera pasado, como sino hubiera experiencias diferentes y como si todos hubiesen encaminado la vida con los mismos parámetros.
Yo he vuelto al lugar donde pasé la niñez y me encontré con amigos y vecinos, que solo lograron crear en mi un sentimiento de culpa por no sentir nada por ellos, por no tener tema de conversación mas allá de las cuatro anécdotas, generalmente tontas o cargadas de fobias que cuando niños nos causaban gracia, y que ahora, pasados veinte años se quiere revivir. Lo mas triste es que a algunos les sigue causando gracia. Hay amigos, vecinos y parientes que en veinte años no han leído un libro (y no crea que exagero), que siguen con los mismos principios conque nos educaron, que nunca se tomaron el trabajo de hacer preguntas, de buscar otras respuestas, de cuestionar lo aprendido y lo más llamativo es que no quieren hacer ningún cambio, se conformaron con lo aprendido hace veinte años y para ellos, no existieron los cambios sociales, ni se enteraron de otra cosa que no fuera ganar dinero y acumular kilos.En un viaje reciente comprobé con tristeza como un amigo me mostraba sus logros, una casa a medio terminar y un auto, los niños mas crecidos y la misma infelicidad con su pareja, me pareció regresar a principios de los noventa. Ella, era para esa época, era una mujer infeliz que estaba atada a él aunque ya no lo quería. En veinte años el único cambio que logró es dibujarle mas arrugas a su vida. los principios de esta pareja no permiten el divorcio, ella cumple con su deber de estar a su lado para siempre y él...sigue adelante sin darse cuenta que se acuesta solo con un cuerpo, tan lejano como el de esas chicas que visita, clandestinamente, de tanto en tanto.
Veinte años dan para muchos cambios cuando uno lo intenta, o no son nada cuando se vive con reglas establecidas por nuestros mayores. Otro caso fue el del dueño de un bar que acumuló un local con algunas mesas más, pero escucharlo hablar y opinar es volver a los años sesenta y lo lamentable es que educa a sus hijos como nos educaron a nosotros, con un cúmulo de conceptos de cincuenta años atrás ¡nada mas ni nada menos!
Después de los saludos iniciales donde el viejo cariño reverdece unos momentos, donde por unos minutos la nostalgia se impone al presente, suele suceder que uno quiere escapar. Después de volver a probar los sabores de la comida de la niñez y darse un par de panzadas, uno se pregunta ¿que estoy haciendo aquí?¡ Esta gente no es mi gente!, lo fueron, son una parte arrumbada en el rincón de los recuerdos, un aliciente para ver de donde vengo y cuanto he avanzado. Para la otra parte la desilusión es parecida, cuando uno opina sobre algo que hoy cree, causa espanto, lo titulan de raro o de loco y a lo mejor ellos también están esperando que uno se vaya rápido.me pasé veinte años mirándome al espejo cada mañana y haciendo preguntas ¿por que pienso esto?¿por que cuestiono aquello? ¿estoy haciendo lo correcto? ¿soy feliz con mi vida? ¿por que se sostiene esa mentira?¿por que me educaron así? ¿que interese ocultos hay? y miles de preguntas más que buscó día a día en los libros de diferentes tendencias, que analizo pausadamente.¿no debemos cuestionar para crecer? y mil preguntas más que me llevaran otros veinte años. Pero volver al ayer, ver a la gente de mi pasado, fue un error, para mi y para ellos, por lo tanto, para ser más auténticos, habría que decir, que, salvo raras excepciones, yo no soy amigo de la gente que componen el pasado, son solo recuerdos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario