sábado, 13 de junio de 2015

La culpa la tenemos nosotros...

No debemos culpar a los políticos corruptos y traidores, mucho menos cuando llegan al poder a consecuencia de nuestros votos.
La ciudadanía es cómoda y cree que la democracia es votar cada vez que toca y esperar a ver si cumplen o no, con lo prometido, no señor, para disfrutar de la verdadera democracia hay que estar atentos y vigilantes y salir a las calles o inundar las redes sociales con nuestras quejas y pretensiones.
No obstante y por mucho que se quiera actuar es indispensable "caerse de la mata" y dejar de vivir en una burbuja de credulidad que raya la idiotez y que fue generada por la educación de las clases dominantes, debemos dejar a un costado la ignorancia de miles de años, debemos separar a Dios de las ambiciones humanas y mal sanas de las religiones, que solo buscan poder y control sobre las grandes masas. Mientras prefieramos rezar a ser activistas, nada cambiará.
Mientras traguemos sin masticar los cuentos que lo de la guerra de clases es una cosa antigua y digan que son ideas de retrógrados comunistas, estaremos estancados, la ambición nunca descansa y la riqueza se logra a costa del hambre o las limitaciones de los pobres trabajadores a los que se les da, exactamente, el combustible necesario para que sigan produciendo ganancias y como privilegio de algunos, lo necesario para consumir lo que las grandes empresas quieren que consumamos.
Mientras no aceptemos que Dios está ocupado y no puede ayudarnos con nuestros avatares cotidianos, mientras no aceptemos que debemos dignificar nuestro paso terrenal luchando por los más débiles, sean de donde sean, entonces seremos simples muñecos del sistema, autómatas de lo establecido y serviles lacayos de los señores, que en sus múltiples disfraces de patronal, o empresas, o multinacionales, o políticas económicas, buscan solo un fin....¡riquezas y poder!
Mientras no entendamos que sigue habiendo lucha de clases, seremos útiles de labranza, a los que se les darán cariñosos golpecitos en la espalda y le asegurarán que en el más allá les espera un paraíso a la derecha de Dios (¿por que a la derecha? ¿será de derechas nuestro Dios?).
Mientras no comprendamos que estamos de paso y que somos parte de la tierra, la misma que pisamos cada día, y no hay un mas allá reconfortante, seguirá habiendo injusticias repetidas y en aumento.
Hoy estamos en una etapa de la humanidad donde se mezclan las barbaridades del imperio, como antes lo fue el de Alejandro Magno, o el de Roma o el de Gengis Kan, con una diferencia novedosa, hoy el imperio no es uno solo, ni tiene su sede en una poderosa capital, hoy el imperio lo componen grandes empresas multinacionales que utilizan a los gobiernos y los ejércitos para depredar a la humanidad inocente y distraida, sumisa e ignorante.
Hoy se utilizan otros modos, pero la idea es la misma que perdura desde muchos miles de años atrás.

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