lunes, 8 de julio de 2013

Ensalada de noticias.

"Lo que nos faltaba abuelo, otra vez el Papa quiere venir a España", me comenta un amigo.
 La noticia la dio Rouco Varela, el Che Papa vendrá en el 2015,

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Otro caso más de una niña chilena violada a la que no permiten abortar, ya son dos casos esta semana que nos muestra la prensa. Mis felicitaciones a los chicos de Amnistía Internacional que hace mucho vienen trabajando para que eso cambie y la tienen muy chunga en un país donde el catolicismo es muy poderoso.

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El mundo occidental no sabe como enchufar a Al Baradei, (otro premio Nobel del estilo de Obama) necesitan que sea el "director ejecutivo" del nuevo Egipto que quiere USA, pero no los egipicios, en eso están de acuerdo todos, no lo quieren, ni unos ni otros.

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De lo que no se habla en los medios de comunicación masiva:

“España vive un retroceso brutal en términos de hambre, sobre todo infantil”

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“Hay ya niños que rebuscan comida en la basura cerca de los colegios, porque ven que eso lo hacen sus padres”.

“El desarrollo intelectual y físico de nuestros niños malnutridos puede decrecer profundamente”.

“Es imprescindible volver a época en las que administraciones públicas proporcionaban los alimentos básicos a los que tienen hambre”.

José Esquinas, que ha dedicado 30 años de su vida a trabajar en la FAO, la agencia de la Organización de Naciones Unidas para acabar con el hambre en el mundo, cuenta con un interminable currículo de experiencias y trabajo en el ámbito de la preservación de la diversidad de las especies agrícolas para contribuir a erradicar la pandemia mundial del hambre. Pero sobran las palabras sobre su trayectoria cuando se comprueba cómo a este hombre de 68 años, que durante décadas ha conocido la cara más cruda del hambre en decenas de países, se le humedecen los ojos al hablar del incremento de hambre y pobreza que la crisis ha traído a España.
“España está viviendo un retroceso brutal en términos de hambre y sobre todo en malnutrición infantil”, explica mientras señala que se le ponen los pelos de punta al hablar de ello, y recuerda cómo alrededor de nosotros los índices de malnutrición señalan que uno de cada cuatro niños no recibe una alimentación adecuada, según el último informe de Unicef.
“Hay ya niños que rebuscan comida en la basura cerca de los colegios, porque ven que eso lo hacen sus padres”, dice indignado, como ejemplo de una situación que califica como “inaceptable”. Y pone sobre aviso a la sociedad sobre las consecuencias que la malnutrición infantil que estamos padeciendo puede tener. “Esos niños tienen muchas más posibilidades de coger cualquier enfermedad, lo que supondrá un aumento de la mortalidad infantil. Pero además, su desarrollo intelectual y físico puede decrecer profundamente. Un niño malnutrido no va a ser igualmente capaz como lo era hasta ahora, y puede ocurrir que empecemos a tener tallas más bajas”.
“Y hablo de los niños porque además de constituir el futuro, son los más desamparados y los que menos culpa tienen de lo que está pasando”. Niños malnutridos mientras se tira comida a la basura. Esta realidad se vive en España cuando, pese a la crisis, “es el séptimo país en despilfarro de comida”, apunta Esquinas.
“Tiramos a la basura 167 kilos de comida por persona al año. El 30% de la comida que compramos va a la basura. Y de ese total, el 15% va directamente al contenedor sin ni siquiera abrir”. Son las paradojas y los contrastes “indignantes” de una sociedad que acentúa el desequilibrio de la obesidad frente al hambre. “Que esto ocurra es mezquino y despreciable”, sentencia.

¿Qué se puede hacer?

José Esquinas es el Director de la Cátedra de Estudios sobre Hambre y Pobreza de la Universidad de Córdoba. De familia de agricultores y formación como ingeniero agrónomo, Esquinas ha sido presidente del Comité de la FAO sobre Ética en la Alimentación y la Agricultura, puesto en el que trabajó en cuestiones como la biodiversidad agrícola, la justicia distributiva, la contaminación del medio ambiente y la volatilidad de los precios de los alimentos.
Desde la Cátedra que dirige, puesta en marcha entre la Universidad y la Diputación Provincial de Córdoba, ha estado volcado siempre en una labor didáctica y de concienciación sobre el problema del hambre en el mundo. Seminarios internacionales, intercambios con otras universidades y tareas de asesoramiento a gobiernos han sido otras de sus labores. Es el caso de la Junta de Andalucía, para quien hace dos años realizó un trabajo sobre los recursos genéticos y la biodiversidad en la agricultura de esta comunidad autónoma, que culminó con la publicación del Libro Blanco sobre Recursos Genéticos en Andalucía (2012).
¿Qué se puede hacer? Es la pregunta que este experto ingeniero agrónomo se hace sobre la actual situación de malnutrición de niños y responde, tajante: “Me parece acertado lo que algunas comunidades autónomas como Andalucía están haciendo”, en referencia al decreto de la Junta que garantiza tres comidas al día para los menores en riesgo de exclusión social. “El derecho a la alimentación es el principal derecho humano. Por supuesto que hay que dar de comer al que pasa hambre. ¿En qué mundo vivimos si no se hace eso? ¿Cuáles son los valores que tenemos si no hacemos eso? ¡Si ni siquiera estamos siendo generosos, sólo estamos invirtiendo en nuestros niños, en nuestra juventud!” apunta.
Esquinas explica que la malnutrición en la infancia pone en riesgo los derechos y el desarrollo de toda la vida de una persona: su educación, su salud, su nutrición, sus expectativas de trabajo, de ingresos y de desarrollo vital pero, además, la pobreza infantil compromete el desarrollo de todo un país, la calidad de sus trabajadores, los niveles de bienestar social, cultural y material, los sistemas de pensiones o la capacidad económica y productiva.
A su juicio, en estos momentos parece “imprescindible volver a época en las que administraciones públicas proporcionaban los alimentos básicos a los que tienen hambre”. Y hacerlo “por humanidad, pero también para evitar revueltas sociales”, advierte. E igual de imprescindible califica la labor que hoy en día tienen en nuestro país los Bancos de Alimentos, aunque señala que “son insuficientes” para atender a las familias que se ven expuestas a una malnutrición.

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