Al planeta le da igual, el universo sigue su curso y solo para el 40% de la humanidad el cambio de año tiene valor, y somos más de 7000 millones de humanos que desgastamos la tierra con nuestras patas, pero como no hoy no toca no voy a referirme como dañamos el aire y el agua y el futuro planeta que le dejaremos a otros seres humanos que no conoceremos, pero que seguramente dirán de todo sobre nuestra generación y la madre que nos parió a todos. Hoy toca ser cordial y positivo y referirnos a costumbres, ritos, manías y otras excusas que nos ayuden a imaginar, como si fueran horóscopos caseros y artesanales, que solo tienen el valor que les dará nuestro necesidad de fe en un futuro que seguramente no dependerá de ello, pero puestos a creer somos inigualables y querramos o no, creamos o no, ayuda, pues aunque sea por un rato somos positivos....¡y hasta buena gente!.
Cuando se acerca el año nuevo las personas con buena intención hacen cosas estúpidas como llamar a personas lejanas, como primos, tíos, amigos o conocidos que durante todo el año no les dan ni bola. En el caso de los familiares es aún peor, pues nos cuesta desprendernos de la vieja educación familiar, de unidad y amor. Todos tenemos parientes a los que nunca les interesó saber como estamos, que nunca tuvieron un gesto de aproximación, ni otras palabras que no fueran críticas malignas sobre nuestro modo de vivir y pensar, que opinaron sobre nosotros basándose en "dijeron que dijo", "fulano me comentó que hizo", todos tenemos parientes o amigos que nunca son capaces de coger un teléfono y decirnos...
-¡Hola! ¿como estás?-. Y sin embargo somos nosotros los que llamamos, o enviamos una postal, o algo extremadamente barato y cómodo como un simple e-mail. Siempre hay gente que está dispuesta a darle a la vida lo que se espera que sea el espíritu de la Navidad y los deseos de Año Nuevo... Lo triste que siempre ¡los que dan! son los mismos, los que intentan rescatar el poco amor que nos queda entre parientes, los que intentan revivir los mejores recuerdos de una vieja amistad, los que saben entender los errores de los otros y los propios, y saber perdonar y perdonarse. Tal vez por eso la Navidad es cada día una festividad más comercial e intenta llenar con regalos y bombillas la claridad que su espíritu ya no tiene.
Y para fin de año otro tanto, pero al menos esta fecha ya tiene otro espíritu "menos espiritual" y más dicharachero, pues llegar a fin de año en pie, vivitos y coleando...¡es para festejar!. Y como para llenar el programa tambien recurrimos a las creencias que se terminan haciendose costumbres, en España y en algunos países latinoaméricanos las mujeres estrenan bragas rojas para llamar con el color de la suerte a una vida sexual satisfactoria. Con las doce campanadas hay que tragar doce uvas, cosa muy poco educativa, pues la comida se mastica antes de tragar y si uno la mastica ya se perderá las campanadas y lo cogerá el medio día del día uno, si lo sabré yo.
En Italia durante "la notte di capodanno" la costumbre es comer lentejas y dicen que cuantas más coman más dinero tendrán en el año que empieza, algo que no es tan fiable como saber que si lo comenzarás con una reservas de gases intestinales que saldrán sin la necesidad de la técnica de fracking...pero bueno, allá cada uno con sus costumbres. En Noruega las doce campanadas hay que pasarlas bebiendo un chupito de aguardiante uno tras otro, hasta que alguno de la sanidad los levante del piso, ¿pero no es comprensible con esos fríos que hace por aquellas latitudes?. En el mundo latino también hay un rito menos conocido como es el poner debajo de la almohada tres papelitos con las palabras "bueno" "malo" o "regular" y al otro día, al despertarse, hay que sacar un papelito, solo uno, lo que diga es la "pura verdad" de como será el año que nace... ¡y es muy bueno!, yo lo probé, al acostar a mis hijos les mostraba los tres papeles, luego cuando dormían profundamente los cambiaba por otros tres que solo decían ¡buen año!.
Dicen que en Alemania se dejan los restos de lo cenado hasta pasada la media noche..."para asegurar que la despensa estará bien llena durante el año".
En Portugal la costumbre también es comer las uvas, pero como a ellos la crisis los castigó con más recortes, las comen siendo pasas, es que la troika les sacó hasta el zumo...¡pobres portugueses cada vez se parecen más a nosotros!.
Pero a mi me gustan las fiestas de año nuevo en Colombia y Venezuela, allá todo es comer y bailar, beber y bailar, bailar e intentar que las mujeres se saquen las bragas rojas y ayudarlas sino pueden... ¡y dejese de vainas compay!.
De todas maneras cada uno festeja como quiere y como puede y hasta se puede inventar un festejo a su medida, como hizo el Eulogio, un amigo argentino, muy nacionalista y un poco agrandado, con el que pasé un fin de año en su casa y que cuando le conté la costumbre de las doce uvas en España, nos dio a cada invitado una bolsa con doce melones...
¡Felíz 2015 para todos!
Lo sigo desde En el reino de los lelos, gracias y siga adelante.FELIZ 2015. CARLA
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