Después de pensar un poco en el porque llegué a esa conclusión, pude determinar que era por la amabilidad de su gente, es dificil de explicar, pero a uno lo hacen sentir bienvenido y sin caer en el servilismo le hacen saber que están para servir al visitante. Tal vez esa vieja fama de la hospitalidad "árabe" (como solemos englobar a todos), sea cierta y aunque uno se hospede en un hotel internacional, no se deja de apreciar la diferencia. Marruecos, un país castigado desde la visión española, es un lugar para visitar y desintoxicarse de tanta cotidianidad hispana, porque por mucho que se quiera a este país, como a la pareja, o la familia, es bueno alejarse unos días... y apreciarla de lejos. Como aquella frase de la película Casablanca que inmortalizó Humprey Bogart..."siempre nos quedará París", a los españoles "siempre nos quedará Marruecos" al menos para cambiar de aires por unos días y si es sin internet, ni noticias de España mucho mejor. Me sentí bien en Marruecos, pero tiene algo de malo que a mi me recordó otros tiempos nefastos, la bendita foto del Mohamed VI está en todos los comercios, un castigo y una obligación que ata a ese pueblo que intenta ser democrático, ese detalle me recordó los tiempos de Perón en Argentina o la de Franco en España, una imposición que arrastran como una bola de metal engrillada al tobillo. Todo son los Mohamed, cuando no es el quinto es el sexto y cuando no son estos son los Hassan, desde las mezquitas mas fastuosas hasta en el dinero, todo son ellos, y sin querer me hacían pensar en Juan Carlos I o en Felipe V y ya se imaginará lo que es eso para un repúblicano. No obstante para alguien que quería escapar de la navidad, fue un acierto, ni un papá Noel...ni la idiota musiquilla del "chingul bel... chingul bel", ni niño de Belen, ni portales, ni estrellas, ni porro po pon, ni ná de ná...¡que alivio!.
Pero es cosa mía, claro, si a usted le gusta, entonces espero que haya pasado una Feliz Navidad.
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