Que el primer ministro Netanyahu haya ganado las elecciones con la promesa principal de que "no habrá un estado palestino mientras él gobierne" es un paso atrás en el intento de lograr la paz, o un paso adelante para justificar, a los que como yo, no creen que se intente otra cosa que la destrucción lenta y progresiva del pueblo palestino. Parece que a la mayoría del pueblo israelí le gusta la guerra encubierta a veces y declarada otras, también parece no preocuparle que está decisión le dará mayores motivos a Hamas, que se verá reforzado en su proceder.
Lamentable decisión, no solo para los israelitas, que aún, en menor medida que los palestinos sufrirán las consecuencias.
Una injusticia más por parte de un pueblo que una vez fue víctima y ahora son victimarios, negar al pueblo palestino su tierra para que se pueda desarrollar como país, es cobrarse en ellos la venganza y el odio que llevaban guardados durante siglos.
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