Hoy, una vez más aceptamos esta premisa al encontrarnos frente a las elecciones a presidente en EEUU.
Hillary Clinton es la mala revestida de buena y con el manejo de las palabras y los modos correctos frente a un Trump que se presenta como un salvador de lengua hiriente pero ideas claras. Mas allá de la primera vista ambos tienen mucho más en común que el vestuario y la imagen externa, comparten la lejanía hacia las clases trabajadoras.
Los dos representan el poder del dinero y la ambición de logros personales y los dos tienen claro que las elecciones no son para el pueblo norteamericano otra cosa que una final de la Super Bowl, donde los ciudadanos pueden agitar sus banderines de colores con el logo de su equipo favorito, los dos candidatos tienen muy claro que para ser presidente de USA hay que seguir los carriles trazados y las leyes ya establecidas por los organismos nacionales que están muy por encima de los presidentes de turno, sean negros o rubios de bote. Ambos candidatos saben que no pueden cambiar nada de la estructura y que apenas se les permite darle un toque de pintura al edificio del imperio.
Hace unos días leí por ahí que... "ojalá que ganará Trump para que reviente todo y así latinoamérica espabilaba de una vez", no recuerdo quien lo dijo, pero está equivocado/a, EEUU es un poder muy grande pues siempre está un paso por delante que los países de América- latina, ellos no permitirían nunca que todo reviente, ni tampoco los latinoamericanos lo desean.
Gane quien gane, para los occidentales no tiene mayor importancia, ya que las políticas de USA están trazadas a muchos años y ninguno se atreverá a cambiar ni una coma del guión a menos que quieran terminar como JFK. Gane quien gane también será lo mismo para esos pobres ciudadanos de esos paíese que serán bombardeados con las bombas de "la buena" de Hillary o "del malo" de Trump.
En realidad la diferencia entre ambos candidatos es lo que solemos llamar de "formas", o "estilo", por lo demás son mas de mismo, ya que la pobre democracia es rehén del dinero.
José Trillo Aran.
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