Día
29 de mayo de 2018, martes. En el último piso del edificio de la
Policía Federal, en Curitiba, entramos los ocho parlamentarios que
componemos la comisión externa de la Cámara de Diputados y, por fuerza
de liminar en el STF, en busca del ex presidente Luiz Inacio Lula da
Silva. El enorme edificio de hormigón, aunque arquitectónicamente
moderno, recordaba un castillo, de esos medievales. Era el
encastillamiento metafórico de un gran líder, uno de los mayores de
América Latina.
Por Jandira Feghali*
Dos centinelas, un pequeño corredor, una
habitación que aísla a un hombre que lidera el deseo de voto del pueblo
brasileño. Un Silva pobre, que de forma altiva y soberana, encantó a los
jefes de Estado de todo el mundo. Que cambió Brasil y el paradigma del
gobernante, que cambió la vida de millones, concretó expectativas,
prospectó escenarios, generó sueños…
Encarcelar a este líder “fue la mejor manera”, así pensaron los que rasgaron la Constitución y golpearon la democracia.
Al adentrarme en aquel lugar, sentí el
verdadero significado del golpe: LA MENTIRA. La grandeza de Brasil,
realmente, no cabe en aquella habitación.
¡Dios! Bateó una inmensa revuelta
mezclada con la tristeza. Miré a los ojos de Lula e identifiqué los
mismos sentimientos, pero percibía algo más fuerte en él, la ¡ESPERANZA!
Afirmó con mucha fuerza y altivez su
inocencia y la disposición de luchar. En el caso de Brasil, con la
situación del pueblo brasileño, da opiniones vivas, cobra nuestra lucha,
y confirma su pre-candidatura a la presidencia de la República. ¡No se
deja vencer!
Rodeado por textos y libros, pero también
con su estera y elásticos para mantener la forma física, garantiza la
energía necesaria que completa el alimento espiritual cuando conoce la
solidaridad que todos los días sucede en Curitiba, en varios puntos de
Brasil y en el Mundo. LULA LIBRE, son lemas de las manifestaciones en
todos los rincones, en los campos de fútbol, shows, festivales,
camisetas, salas de cine y todo lo que la creatividad y la emoción
puedan imaginar y realizar.
Dejé con él un bordado hecho por mi hija,
un libro, cartas, muchos afectos, abrazos … Nosotros, parlamentarios de
cinco partidos diferentes, nos quedamos casi 2 horas de frente con el
mayor líder popular de nuestro país, que tras varios comentarios y
opiniones se hizo hablar con la dolorosa contundencia de esta pregunta:
“¿Cómo está la vida allá afuera?”
De hecho, salí de la visita muy
mal. ¡Cómo voltear la espalda y dejar allí a un inocente, que además del
ser humano que tanto nos gusta, sólo está ahí porque representa una
posibilidad concreta de Brasil de volver a su pueblo. ¡Y, ciertamente,
volverá!
*Médica, diputada federal (PCdoB / RJ) y vice-líder de la oposición.
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