En mi último viaje a Marruecos hice lo indecisible para hacerme entender con mis limitados conocimientos de francés, inglés y alemán y mis nulos conocimientos de árabe donde no me puedo explayar mas allá del salam aleikum (que la paz esté contigo) o del shukraan (gracias).
Sin embargo sigo sintiéndome afín a la clase trabajadora de cualquier país y me gusta comunicarme con la gente del pueblo raso, gente con la que comparto mis orígenes, mis sueños y desvelos y que nunca dejará de ser mi clase social preferida. Recuerdo que intentaba comunicarme, desesperadamente, con un taxista y chapuceando como podía, en un momento de ese diálogo tenso dije la palabra salvadora..."Messi", el taxista cambió radilcamente, se le iluminó la mirada y lleno de alegría repetía ¡oh..Missi...Missi...Missi! y lo que era un díalogo incómodo, pasó a ser, inexplicablemente, en un entendimiento fluido en un idioma extraño, en una ensalada de palabra, en un mejunje de idiomas, pero nos entendimos. (o al menos eso creo, si es que no lo entendí mal).
Ayer en el partido de Marruecos-Portugal, la hinchada de los africanos gritaba Missi...Missi...Missi, para enervar a Cristiano Ronaldo, una vez más miles de aficionados se ponen de parte de Messi o en contra de Cristiano, como usted quiera, pero a lo largo y ancho del mundo futbolero, no atacan a Messi recordandole a Cristiano.
Es que Messi representa muchas cosas, pero nunca da la imagen de ser un chulito, un canchero, o un sobrador, y eso la gente lo nota y lo agradece.
Más allá de las condiciones de un ídolo futbolístico, los pueblos necesitan algo mas.
Una cosa es discutir quien es mejor que quien, pero ante la disyuntiva de elegir por las apariciencias, siempre se elige al menos agrandado. Son las cosas que no se pueden medir ni explicar con claridad, pues ambos son ricos, ambos famosos, ambos provienen de un orígen modesto y ambos engañaron a Hacienda, o sea que, a sabiendas o no, ambos son dos estafadores fiscales. No obstante las similitudes compartidas, ambos son muy diferentes y eso se nota en el cariño que recibe Messi y en los pitidos y abucheos que recibe Cristiano Ronaldo.
Lo que escribo es merecedor, seguramente, de serios análisis del comportamiento personal y social, se enfrentarían en un reñido combate, psicólogos y sociólogos, pero la realidad, con explicación o no, es que a Cristiano se lo quiere mucho menos. Eso debe dolerle mucho a este muchacho, que lo tiene todo...todo..todo... menos el cariño de muchos millones de personas en todo el mundo futbolístico.
José Trillo Aran.
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