martes, 20 de diciembre de 2011

Dos preguntas.

Gabo es un chico canario de ocho años.
Lo despiertan a las siete de la mañana.
Gabo, es hijo de padres en buena situación económica, por lo tanto desayuna muy bien, su sirvienta venezolana, un poco a escondidas de los señores de la casa, le fue enseñando a disfrutar de los potentes y apetitosos desayunos andinos.
Gabo sale apurado ante la llamada de la bocina del bus escolar.
Se pasa el día en una escuela ultra católica, donde todo es medido y ordenado, donde las travesuras y las risas, no se ven con buena cara. Una afamada escuela porque su fama esta basada en la rigidez y la gran cantidad de información que los chicos adquieren, ¡si o si!
Gabo, sale corriendo del aula, se sube al bus escolar, viaja media hora en silencio y se baja, frente a la casa de su profesora particular de idiomas.
Gabo se que dormido aunque la mujer hace esfuerzos extraordinarios para que se clase sea amena, divertida, diferente a las aburridas clases de la escuela. El cansancio y la merienda que su profesora le ofrece gratuitamente, lo rinden, aunque el chico intente poner lo mejor de si.
A Gabo lo busca su madre, que llega siempre tarde porque su clase de Pilates se retrasó y lo encuentra arropado y dormido en el sillón de la sala de su profesora.
Gabo llega su casa alrededor de las seis de la tarde.
La sirvienta venezolana reniega porque Gabo no quiere merendar, está celosa por que Gabo merienda fuera de casa, he hizo mención de lo rico que merienda en casa de la "profe".
Gabo es un buen chico y muy estudioso, no hace falta que nadie le recalque que debe hacer las tareas escolares, por lo tanto mientras su madre habla por teléfono con una amiga, Gabo terminó su trabajo de sociales.
Gabo se quedó dormido sobre el escritorio, su cabecita descansa sobre el libro, que debería estudiar si quiere ser un correcto hispano hablante. Su mamá lo vio, se acercó le dio un beso en la frente, exclamó:
-Hay pobre mi niño...es un cielo...María acuestalo que venimos tarde, tenemos una cena-
Gabo otra vez se despierta a las siete. De mal humor, hoy después de la escuela toca clases particulares de matemáticas y eso no le gusta.
En la puerta de casa María lo saluda con la mano y controla que "no corras que te vas a caer". Maria mira el reloj, los señores de la casa dormirán hasta tarde, anoche llegaron en malas condiciones.
María aprovecha el tiempo libre y llama a Mérida, allá en la montaña, está David, su hijo de nueve años,  nerviosa marca el número, tiene miedo de que no haya nadie en casa, tiene miedo que otra vez, no caiga la llamada.
Alguna vez Gabo se preguntará aquello de la canción de Serrat..¿donde estará mi niñez?.
¿ David dudará alguna vez del amor de su madre?.

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