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sábado, 17 de junio de 2023

Algo deberá cambiar en Sudamérica

 Si se siguen uniendo los movimientos indigenistas y los trabajadores, algo deberá cambiar para mejor. Son demasiados años de soportar la precarización, la invisibilidad, la explotación y los desprecios en todas sus formas.


                                                                  Jujuy- Argentina



                                                                           Lima- Perú

                                                                      Quito- Ecuador
                                                                     Colombia

viernes, 5 de febrero de 2016

" Para amasar una fortuna...hay que hacer harina a los demás"

Esta famosa frase del dibujante Quino, puesta en boca de su genial personaje Mafalda, es una lección a la que deberíamos estar mas atentos.
Sin embargo nos olvidamos constantemente que los trabajadores del mundo son la harina y que muy a menudo los gobiernos son colocados en el poder por los que amasan fortunas.
Como trabajador que fui durante cuarenta y cinco años en tres países diferentes, puedo decir que no hubo un gobierno que pusiera a la clase obrera por delante al momento de repartir riqueza. Por esas raras coincidencias de tiempo y lugar nunca me tocó vivir bajo un gobierno de los que el poder conservador llama despectivamente "populistas o "bolivarianos". A diferencia de familiares y amigos nunca me tocó disfrutar de servicios subvencionados de luz, gas o transporte, tampoco pude acceder a viviendas sociales porque los tiempos de los populistas o los bolivarianos nunca coincidieron con mi agenda de emigraciones. Muy por el contrario me tocó vivir en los despiadados tiempos de derechas neo-liberales, gobiernos de los llamados "serios y democráticos", los clásicos del tipo PP-PSOE. Como puede ver algo debo saber sobre los beneficios obtenidos como trabajador, que además y para lograr el master que me faltaba completé el aprendizaje de supervivencia con los gobiernos de Zapatero y Rajoy.
Por lo tanto como obrero o empleado, (mejor este último termino, es más distinguido aunque sea para la misma esclavitud) o como autónomo, he "disfrutado" de constantes rebajas salariales, pérdida de derechos laborales y personales, incitación a la dependencia por tener que pagar un seguro de medicina privada mientras también pagaba por la pública, obligado a pagos de privatizaciones forzosas como la jubilación privada, contratos basura que se pusieron de moda en los años 80, y otras bellezas del sistema que sería muy tedioso enumerar.
¡Asi es la vida!... "algunos nacen con estrellas y otros nacen estrellados", decía mi madre.
Tal vez sean imaginaciones mías pero en todos los lugares que me tocó vivir he visto como mientras se publicaban y festejaban "democracias ejemplares" y "crecimientos económicos sin precedentes", "aumento de exportaciones" "balanza de pagos equilibrada" "crecimiento del PIB", "aumento Per Capita" "aumento del consumo familiar" etc. etc, al mismo tiempo crecían las villas miseria en Argentina, y los cerros de chabolas en Venezuela, hoy, asisto al crecimiento de la desigualdad en España que es un modo elegante para definir la pobreza galopante que gana terreno día a día.
A lo mejor son cosas mías, pero me da que nos están moliendo como a granos, para convertirnos en harina.
Será por la experiencia vivida o porque veo que todos los países que se dejan llevar por los consejos del FMI, S&P, Tratados de Libre Comercio, Banco Mundial, o que se juegan el destino con el neo-liberalismo van aumentando las desigualdades y los trabajadores a peor, y hablando de obreros recuerdo a una ex-compañera de trabajo que se enojó conmigo porque le dije:
-Vos sos una obrera al igual que el resto!-. Y la rubiecita de apellido inglés, poniendo cara de asco me contestó: - "Yo no soy ninguna obrera, soy empleada"-
 Tal vez el problema comience conque nadie se siente obrero, tal vez el empleado que usa corbata, no se sienta un esclavo a sueldo, ni se arrime a los gremios de obreros, tal vez hasta crea que ya no hay luchas de clases y que esas son ideas caducas de viejos comunistas, tal vez por eso y por muchas cosas más, muchos trabajadores voten a partidos de derechas sin sentirse víctimas del molino harinero. Quizás sean los mismos que no votan a partidos bolivarianos o populistas porque no se consideran obreros, o porque les comieron el coco diciendo que van a perder todos los privilegios y derechos y que esos bolivarianos vienen a terminar con el estado del bienestar, aunque el bienestar al que aceden sean trabajar por dos monedas que no les alcanza ni para medio mes.
¡Tengan cuidado con los extremistas! le dicen los que amasan fortunas, a los trabajadores.
¡Tengan cuidado que estos arruinan el país!...¿qué país? ¿el del que amasa o el del amasado?.

 Las diez cifras que demuestran que no hay empleos de calidad

jueves, 2 de julio de 2015

Da pena escuchar a la gente defendiendo a la "troika".

Da pena penita pena escuchar a muchas personas trabajadoras bajo dependencia, a pequeños comerciantes y aún peor a jubilados, sumarse y repetir las consignas e ideas que emiten desde Europa, trabajadores sometidos a contratos de abuso, pequeños comerciantes que los cuecen a lanzazos de impuestos y normas y jubilados que cobren lo que cobren deben derivar sus ingresos para ayudar a sus hijos o nietos porque son pocas las familias que no tengan un parado, o uno que trabaja para no llegar a fin de mes. Da pena escuchar como se ataca al pueblo griego con epítetos como ¡vagos! (como decían en su momento los alemanes de los españoles), un calificativo que terminó justo cuando Rajoy firmó con los ojos cerrados los recortes impuestos. Da pena ver en todas las televisiones como se defienden políticas propuestas por los representantes del poder del dinero y la usura en contra de la gente de cualquier país, pero lo triste es que la gente lo cree y lo repite. No se detienen a pensar que el prestamista siempre exprime todo lo que puede y que la austeridad siempre es para los pobres y los semipobres y los pequeños comerciantes y los autónomos, un conjunto que se deja la piel para vivir medio decentemente. Da grima ver y escuchar la justificacion y sumisión que dice y acepta mucha gente del sacrificio "lógico" de vivir en la austeridad y el conformismo aprendido en frases hechas y pensamientos inculcados en el sufrimiento, como si aquello de "sufrír en la tierra... te garantiza el cielo", fuera válido en todos los órdenes de la vida.
"Que se jodan los griegos como nos jodimos nosotros" me dijo ayer un fulano, como si los griegos no hubiesen pagado ya todas sus deudas, deudas que no pueden pagar en eterno, a menos, claro, que sigan bajando su nivel de vida mas y mas. Da pena ver como la gente se pone de parte de los mismos que se llevan el sudor de los pueblos. Da mucha pena ver como el mensaje sirve para unos y no para otros. En los años sesenta se le perdonó a Alemania casi el 50% de sus deudas, la misma Alemanía que generó dos tremendas guerras que destruyó Europa, parte de Rusia y del norte de África, entonces a partir de ahí nació "el milagro aleman", el gran crecimiento, el auge, ¡como no!... los ayudaron a crecer. Estos mismos alemanes son hoy pilar fundamental de la "troika" y ahogan a los que ayer los ayudaron. Grecia no es un país ni de vagos ni de pícaros, es en proporción un país de pocos recursos, tiene el turismo, las empresas navieras, una agricultura que comparada, por ejemplo, con España, es poca cosa.
El miedo que generan las mismas instituciones se basa en que si Grecia no paga "se derrumba todo" que el euro será un papel de fumar, y el estado del bienestar será un recuerdo...¡no señores! no se derrumbará nada, el BCE tiene maravillosas ideas para salvar a la banca, al momento trasladarían todos los miles de millones necesarios para cubrír esas pérdidas y nos lo cargarían, (previa historia asimilable) al voleo a todos los ciudadanos europeos y la banca financiera seguiría tan felíz encendiendo la barbacoa con billetes de quinientos.
Da pena.