Una tarde intentaba que mi nieta se durmiera a mi lado en el sofá y acurrucados los dos debajo de una cobija de lana me dispuse a disfrutar de un momento de paz y ternura que pocas veces valorizamos en su justa medida, encendí la tele y puse una serie cualquiera, estaba seguro que ella no le prestaría atención y que tarde o temprano, el cansancio la dormiría y a último momento terminaría pidiéndome un cuento, pero me sorprendió con algunas preguntas que no estaban en mis planes:
-Abu...¿porque la gente de la tele nunca hace pis?-
-La gente de la tele no es real...-
- ¿Y los de las noticias tampoco?.- me preguntó, con esa curiosidad razonada que a menudo nos encuentra con la guardia baja. ¿Y ahora que le digo? me pregunté, pensé que podía recurrir al viejo truco de los mayores y decirle...bueno callate o ¡duermete! u otro día te lo cuento o eres muy pequeña para entenderlo o cualquier otro pobre recurso como los que usaron conmigo (y otros miles de millones) cuando era niño. Pero no podía rebajarme a ser participe y complice de esa vieja educación, juré que nunca lo haría y me puse a planificar el mejor modo de explicarle que era un actor, una serie, una tertulia política, las noticias, los reporteros de guerra, la gente del tiempo, ¿como explicarle que la gente de la tele a veces le pagan para hacernos creer que una ficción es real? y otras veces le pagan para lo contrario, ¿como explicarle que son seres de verdad pero ejecutan un papel?, que una noticia a veces no es cierta, que se utilizan a expertos "en algo" de dudosa capacidad para lograr que pensemos como ellos quieren que pensemos, que si hacen pis aunque no los veamos, "¡coño! que pregunta me hizo...¡joder! que gana de decirle que después le pregunte a su padre".
No hizo falta, unos segundos después escuché su ronroneo gatuno debajo de mi axila izquierda "menos mal que me puse desodorante" pensé. "de lo contrario la pobre cria quizás no despertaría jamás".
Durmío una siesta digna de mi, en aquellos tiempos era famoso y siempre me habían envidiado por mi facilidad para el sueño, pero esa vez fue distinto, esa vez me quitó la siesta, el sueño se alejó buscando las respuestas adecuadas por si alguna vez me volvía a preguntar sobre el tema, nunca se sabe. Y como suele pasar cuando empiezo a pensar ya no paro y me enrrosco en un espiral interminable de cálculos mentales y me hice un montón de preguntas, imaginando que fuera ella. Estaba al borde de un ataque de nervios pues de todas las preguntas imaginarias que me hacía yo mismo no encontraba una respuesta aunténtica y sencilla, como me enseñaron que hay que responder a los niños y como juré que siempre iba a responder. Debo comentar que siempre jugué con ventaja, nunca me faltó una idea salvadora o una decisión oportuna, incluso en situaciones de extrema gravedad para mi vida " me guardó el ángel de la guardia", como decía mi abuela, el caso que este ángel siempre me chivó acertadamente y último momento para mantener el suspenso, como en las películas. Que sea un ángel, o como afirman los últimos estudios del cerebro, que se trata de algo que toda la vida conocimos como intuición y que ahora afirman que es una inteligencia protectora que actúa de modo paralelo e independiente, da lo mismo, lo importante que está ahí, y demuestra su valor. Con la seguridad de saber que siempre tendré una respuesta correcta en el momento necesario, apoyé el mentón en su cabeza y momentos después, según testigos, roncábamos a duo.
Al despertar ella, me desperté yo.
- Abu...-
-¿Qué?-
-¿Por que hay niños pobres?-
.¡No sé!... ¡vete a preguntarle a tu padre!..¿ok?-
No hay comentarios:
Publicar un comentario