Si los diputados siguen la disciplina de partido, la mayoría parlamentaria está en manos del lider y sus ministros, lo que se asemeja mucho a entregarle pleno mandato a un pequeño grupo, como en cualquier dictadura. La famosa disciplina de partido deja anulada la opinión personal de cada diputado, que pasan a ser simples calienta bancos sin voz ni voto.
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