tan preocupada con eso de Podemos que cada cosa que se dice en un bar acerca de estos chicos se convierte en portada de los periódicos y de las revistas del corazón. Está pasando estos días con las declaraciones de Willy Toledo y de Joaquín Sabina. Toledo fue contundente en el fondo: “Creo que esto ya no merece más espera por mi parte. González, Solana, Almunia: PSOE 1978. Iglesias, Monedero, Errejón: Podemos 2014. Pena”. Sabina se centró en las formas: “Tienen que reciclarse un poco y adaptarse al siglo XXI” limando su discurso “demasiado marxista”.
Desde hace muchos años, uno echa de menos en los periódicos las opiniones del creador, del intelectual, del cómico y del científico. Solo sale Mario Vargas Llosa criticando a Chávez y a García Márquez después de muertos. Pero ahora, con este miedo generalizado a Podemos, cualquiera puede promocionar gratis su nuevo disco o libro soltando cualquier gracieta sobre Podemos. A mí, a quien solo leen cuatro gatas, me vendría muy bien para la promoción de mis novelas decir, en plan Ana Botella: “Podemos nace de la unión antinatural de una pera con una manzana, pues Pablo Iglesias está emparejado con una chica de IU”.
No se tomen estas prosas como críticas hacia Sabina o Toledo, que están en su perfecto derecho a decir lo que les dé la cultural gana. Pero, si su opinión es tan importante, me encantaría que todos los días los periódicos titularan con ella. En la misma entrevista a Sabina de la que se extrae la crítica contra los nacientes marxistas del 15-M, también se puede leer una reflexión sobre lo que estamos viviendo bajo el gobierno de Mariano Rajoy: “Están acabando con la educación pública, con la sanidad pública, y creo que van incluso contra la Ilustración. Es un momento muy dramático”. Si Sabina hubiera dicho solo eso de la Ilustración y el PP, que me parece mucho más importante, ningún periódico de orden lo hubiera llevado a portada ni a titular ni a la sección de anuncios de contactos.
Se entiende que cualquier cosa que afecte a Podemos se revista de oropeles mediáticos, ya que es fenómeno imprevisto, inclasificable y de crecimiento feraz. Pero convertir en titular las palabras de Sabina recomendando que “tienen que reciclarse un poco y adaptarse al siglo XXI” me parece excesivo. Entre otras cosas, porque es una trivialidad y una ocurrencia muy blandita. No se puede negar espíritu ventiunista a un partido que ha nacido de las redes sociales y la calle, y que ha recuperado la política y el voto para los jóvenes. Empezando por ahí. A mí me parece que Podemos es mucho más siglo XXI que Sabina.
Sabina también ha dicho, por cierto, que “Podemos seguirá creciendo” (y ya es la tercera fuerza políticia de España). Con notable perspicacia, el núbil y gigantesco partido se ha apresurado a copar más titulares a través de la respuesta de Juan Carlos Monedero, uno de sus portavoces: “Sabina nos hace volar con sus canciones, pero su cultura artística no está a la altura de su comportamiento político”.
En resumen, que Podemos también ha conseguido que la controversia eterna entre creadores libres y políticos regrese a las portadas de los periódicos, al debate social y tabernero, y a las disputas de patio. Estos chicos no me paran de asombrar. Empezaron silenciados, después tomaron sutilmente huecos en las páginas de política, más tarde reventaron encuestas electorales, entonces ya empezaron a tener cabida, con su programa económico, en los suplementos salmón, y ahora andan coqueteando con las páginas de cultura. Dentro de poco veremos a Iker Casillas y a Jesulín de Ubrique debatiendo en la tele si no será conveniente que alguien le corte la coleta a Pablo Iglesias. Ladra tanto la gente, que yo creo que estos tíos andan cabalgando.
Desde hace muchos años, uno echa de menos en los periódicos las opiniones del creador, del intelectual, del cómico y del científico. Solo sale Mario Vargas Llosa criticando a Chávez y a García Márquez después de muertos. Pero ahora, con este miedo generalizado a Podemos, cualquiera puede promocionar gratis su nuevo disco o libro soltando cualquier gracieta sobre Podemos. A mí, a quien solo leen cuatro gatas, me vendría muy bien para la promoción de mis novelas decir, en plan Ana Botella: “Podemos nace de la unión antinatural de una pera con una manzana, pues Pablo Iglesias está emparejado con una chica de IU”.
No se tomen estas prosas como críticas hacia Sabina o Toledo, que están en su perfecto derecho a decir lo que les dé la cultural gana. Pero, si su opinión es tan importante, me encantaría que todos los días los periódicos titularan con ella. En la misma entrevista a Sabina de la que se extrae la crítica contra los nacientes marxistas del 15-M, también se puede leer una reflexión sobre lo que estamos viviendo bajo el gobierno de Mariano Rajoy: “Están acabando con la educación pública, con la sanidad pública, y creo que van incluso contra la Ilustración. Es un momento muy dramático”. Si Sabina hubiera dicho solo eso de la Ilustración y el PP, que me parece mucho más importante, ningún periódico de orden lo hubiera llevado a portada ni a titular ni a la sección de anuncios de contactos.
Se entiende que cualquier cosa que afecte a Podemos se revista de oropeles mediáticos, ya que es fenómeno imprevisto, inclasificable y de crecimiento feraz. Pero convertir en titular las palabras de Sabina recomendando que “tienen que reciclarse un poco y adaptarse al siglo XXI” me parece excesivo. Entre otras cosas, porque es una trivialidad y una ocurrencia muy blandita. No se puede negar espíritu ventiunista a un partido que ha nacido de las redes sociales y la calle, y que ha recuperado la política y el voto para los jóvenes. Empezando por ahí. A mí me parece que Podemos es mucho más siglo XXI que Sabina.
Sabina también ha dicho, por cierto, que “Podemos seguirá creciendo” (y ya es la tercera fuerza políticia de España). Con notable perspicacia, el núbil y gigantesco partido se ha apresurado a copar más titulares a través de la respuesta de Juan Carlos Monedero, uno de sus portavoces: “Sabina nos hace volar con sus canciones, pero su cultura artística no está a la altura de su comportamiento político”.
En resumen, que Podemos también ha conseguido que la controversia eterna entre creadores libres y políticos regrese a las portadas de los periódicos, al debate social y tabernero, y a las disputas de patio. Estos chicos no me paran de asombrar. Empezaron silenciados, después tomaron sutilmente huecos en las páginas de política, más tarde reventaron encuestas electorales, entonces ya empezaron a tener cabida, con su programa económico, en los suplementos salmón, y ahora andan coqueteando con las páginas de cultura. Dentro de poco veremos a Iker Casillas y a Jesulín de Ubrique debatiendo en la tele si no será conveniente que alguien le corte la coleta a Pablo Iglesias. Ladra tanto la gente, que yo creo que estos tíos andan cabalgando.
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