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Deberíamos embridar el poder antes de hacer cambios en la Constitución
12:53 - 13/11/2015
Terribles y premonitorias palabras dichas hace 25 siglos, pero no menos terribles que la respuesta de Sócrates: "Es cierto, Trasímaco, pero no olvides que en muchas ocasiones el Poder no puede cumplir su propia legalidad".
Cada comunicación sobre la EPA, cada informe de Cáritas o cualquiera otra entidad evidencian que el Poder económico y su brazo político, el Gobierno, son incapaces de aplicar los contenidos de los artículos 22 al 26 de la Declaración de DDHH de la ONU. Y digamos lo mismo de los Títulos Preliminar y VII de la Constitución. Este caso flagrante, de incumplimiento mantenido y reiterado, choca con las protestas de legalidad y defensa de los DDHH hechas por el Gobierno y sus portavoces.
Por eso, me parece una ligereza que hablemos de cambiar la Constitución sin antes haber cambiado el Poder o al menos haberlo embridado. Convocar a un proceso constituyente debe ir acompañado de la exposición de las líneas maestras que vertebrarán la futura Constitución. De no ser así, esa propuesta de cambio será sustituida cara a la galería por el apaño con retoques en la Carta Magna. Un apaño que, junto con otros en los procesos judiciales sobre casos de corrupción, constituye la razón de la abdicación de Juan Carlos I.
Desde mi punto de vista la tarea política de mayor urgencia consiste en preparar el proceso constituyente, demandando del Poder con la pedagogía, movilización y las fuerzas necesarias, el cumplimiento estricto de la Constitución de 1978. En resumen, explicitar y hacer evidente ante la ciudadanía la situación de fuera de la Ley del Poder y del Gobierno.
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