El rey y el Gobierno rinden pleitesía al régimen más tiránico del mundo.
Se
llenan la boca con falsedades sobre la supuesta financiación extranjera
de Podemos y agitan en las tertulias su impostada indignación ante el
sistema teocrático que impera en Irán, pero son totalmente indiferentes,
algunos incluso obsequiosos, ante el régimen más tiránico e integrista
del mundo, al que el Gobierno, el jefe del Estado y los poderes
económicos de España rinden pleitesía con pleno conocimiento no sólo de
su brutal represión interna sino también de su responsabilidad
financiera e ideológica directa en los crímenes contra la humanidad del
aberrante Estado Islámico.
Más aún, nuestros gobernantes multiplican las ventas de armas
a ese mismo régimen saudí –por valor de 744 millones de euros entre
2010 y 2014– pese a que el Ejército de Riad está cometiendo las mayores
atrocidades en Yemen, donde susbombardeos –contra barrios residenciales,
hospitales, centros de salud (al menos, 70), decenas de escuelas,
mercados, campos de refugiados y hasta banquetes de boda– han dado
muerte a miles de civiles premeditadamente… puesto que lo que pretendían
era precisamente aterrorizar a la población yemení. Como denuncia el director de Human Rights Watch, David Mephan, “los saudíes están cometiendo en Yemen múltiples violaciones de las leyes de la guerra”.
Pero
no acaba aquí el sometimiento del Ejecutivo del PP a los deseos de la
Casa de Saúd: la empresa naval pública Navantia se dispone a vender cinco fragatas Avante 2200 a la Armada saudí,
con plena conciencia de que ese cliente mantiene desde hace casi un año
un despiadado bloqueo naval contra Yemen, que ha privado a ese país de
alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad. Una
lucrativa operación que supondría una “clara violación del derecho
internacional”, así como del Tratado sobre el Comercio de Armas, los
Principios Reguladores de las Transferencias de Armas Convencionales
adoptados por la OSCE y las normas sobre el control de exportaciones de
material militar de la Posición Común de la UE, según denuncian el
Centre d’Estudis per la Pau, Amnistía Internacional, FundiPau,
Greenpeace y Oxfam.
Una
y otra vez, los tertulianos afines al PP nos recuerdan la represión del
régimen iraní, pero jamás mencionan que la teocracia saudí es
infinitamente más cruel y desalmada en su bárbara opresión de la mujer y
su sanguinaria persecución de toda disidencia política o religiosa.
Quizá porque el rey Salman Ibn Abdulaziz siempre ha mantenido estrechas
relaciones con nuestro monarca emérito, Juan Carlos I, y esa amistad se
ha prolongado al actual soberano Felipe VI.
De
hecho, lo de “rendir pleitesía” que planteaba al inicio de este
artículo no es una mera licencia literaria, sino que se consumó
literalmente hace un año, cuando Felipe VI cambió precipitadamente la
agenda de un viaje por Asia para acudir al funeral del rey Abdulá y
mostrar sus condolencias a la Casa Real Saudí, precisamente en el
momento en que Amnistía Internacional hacía una gran campaña a favor del activista Raif Badawi,
condenado a mil latigazos y diez años de cárcel por haber creado un
foro en internet en el que promovía el debate público y en el que
abogaba por la separación de poderes entre el Estado y la Iglesia.
Después, el Gobierno de Rajoy
eludió responder a una pregunta parlamentaria sobre si Felipe VI se
había dignado a interceder por Badawi durante su visita a Riad.
Así
que clama al cielo –sea el cristiano o el musulmán– que vengan ahora
los mandamases del PP fabricando supuestas relaciones de Podemos con
Irán y rasgándose las vestiduras por las restricciones de los derechos
de la mujer y las medidas represivas impuestas por Teherán, mientras
hacen la vista gorda a la situación de auténtica esclavitud de las
saudíes y ni siquiera protesta el Gobierno de Rajoy cuando el de Riad
decapita a 47 opositores de una tacada, incluido el eminente clérigo
chií Nimr Baqr al-Nimr, incendiando Oriente Próximo hasta el borde del
abismo bélico.
Por
una parte –y, por supuesto, sin justificar en absoluto el machismo
fundamentalista del régimen de los ayatolás–, hay que subrayar que ya
les gustaría a las saudíes gozar de la mitad de las oportunidades de
trabajo, la independencia, las libertades y los derechos que conservan
las iraníes, pese a las odiosas restricciones del chiismo jomeinista.
Para ilustrarlo, baste mencionar los
15 años de cautiverio (casi sin comida ni agua) al que sometió a sus
propias hijas, para vengarse de su ex esposa Alanud Al-Fayez, el rey
Abdulá, que tan amiguito era de nuestro Juan Carlos I.
Carlos Enrique Bayo
Director de Público
Twitter: @tableroglobal
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