Lo más triste es ver lo que expone el abogado defensor de esta plaga social:
Rafael Santamaría, el mendigo de 35 años que fue brutalmente apaleado en 2009
en Madrid cuando dormía en un fotomatón, ha declarado esta mañana en la
Audiencia Provincial en el segundo día del proceso en el que se
juzga a cinco presuntos neonazis como sus supuestos agresores, uno de ellos
en rebeldía. La víctima ha asegurado que no se acuerda "de nada" de lo sucedido
aquella noche, solamente que se despertó en el hospital cubierto de sangre. Las acusaciones temían que Santamaría no pudiera explicarse, dado que sufre
importantes secuelas en forma de alteración cognitiva. El sin techo pasaba la
noche del 23 de agosto de 2009 en un fotomatón de la calle Arcipreste de Hita,
en la zona de Moncloa. Sobre las tres de la madrugada, los acusados, de estética
skinhead, empezaron a propinar golpes a Santamaría, según las
conclusiones de la fiscalía. Los golpes le causaron un traumatismo
craneoencefálico y una hemorragia que le dejaron en coma. Pasó 541 días en el
hospital y hoy por hoy, casi cuatro años después, sufre una minusvalía del
60%. Las lesiones neurológicas le impiden realizar por sí solo cualquier
actividad de cierta complejidad.
Pero hay testigos, que también están declarando hoy. Una joven ha señalado
que iba con su novio en el coche y que pararon en la calle al ver cómo un grupo
de "gente rapada" pegaba a un indigente. Llamaron al 112 para alertar de lo que
estaba sucediendo.
Ayer declararon los cuatro acusados. Uno de los acusados, Javier Royo Blasco,
miembro del partido ultraderechista Alianza Nacional, inculpó
al principal sospechoso, Mykhaylo Tsyku, que se enfrenta a 12 años de
prisión, mientras que la fiscalía pide 10 para el resto, además de una
indemnización conjunta de 300.000 euros para la víctima. Los demás acusados
negaron haber participado en los hechos y también ser neonazis. El abogado
defensor de dos de ellos, Ángel Pelluz, de 90 años, hizo
sin embargo un alegato ultra en su escrito de defensa.
“La vagancia no está recogida en nuestra Carta Magna. La ocupación de terreno público por quien no se procura una existencia digna es causa de rechazo en otras personas que cumplen las leyes. La vagancia, el no querer hacer nada, el constituirse en parásito de lo decente, lleva a la repulsión”, señala Pelluz en el escrito.
Preguntado por sus palabras a la salida de la Audiencia Provincial, Pelluz, defensor de Iván Lorente Vázquez y María Leticia García Durán a través del turno de oficio, dijo a la agencia Europa Press: “Yo he visto vecinos apartando cartones y a estas personas, con chinches y piojos, para poder entrar en su casa. Esto no son personas humanas. No han trabajado en su vida. Son cánceres de la sociedad. Yo, si tengo un cáncer, el médico no me pone paños calientes: me lo extirpa. Pues esto es igual”.
El letrado recibió ayer en su casa a este periódico y se ratificó en las declaraciones que había hecho por la mañana. “Mis defendidos no han hecho nada. Solo pasaban por allí”, afirma Pelluz. “Lo que quiero decir es que este caso se explica porque ha habido una provocación previa, la existencia de esa persona en la calle. A nadie nos gusta ir apartando pies descalzos por la Gran Vía. La mierda siempre se ha recogido”, insistió el abogado en su despacho.
Noticia copiada de El País.
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“La vagancia no está recogida en nuestra Carta Magna. La ocupación de terreno público por quien no se procura una existencia digna es causa de rechazo en otras personas que cumplen las leyes. La vagancia, el no querer hacer nada, el constituirse en parásito de lo decente, lleva a la repulsión”, señala Pelluz en el escrito.
Preguntado por sus palabras a la salida de la Audiencia Provincial, Pelluz, defensor de Iván Lorente Vázquez y María Leticia García Durán a través del turno de oficio, dijo a la agencia Europa Press: “Yo he visto vecinos apartando cartones y a estas personas, con chinches y piojos, para poder entrar en su casa. Esto no son personas humanas. No han trabajado en su vida. Son cánceres de la sociedad. Yo, si tengo un cáncer, el médico no me pone paños calientes: me lo extirpa. Pues esto es igual”.
El letrado recibió ayer en su casa a este periódico y se ratificó en las declaraciones que había hecho por la mañana. “Mis defendidos no han hecho nada. Solo pasaban por allí”, afirma Pelluz. “Lo que quiero decir es que este caso se explica porque ha habido una provocación previa, la existencia de esa persona en la calle. A nadie nos gusta ir apartando pies descalzos por la Gran Vía. La mierda siempre se ha recogido”, insistió el abogado en su despacho.
Noticia copiada de El País.
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