En época de crisis es frecuente que muchos matrimonios a los que les tocó perder, ya sea sus trabajos o su casa, deban volver a casa de sus padres que es una especie de salvavidas de última hora. Y está muy bien que así sea, a los padres no nos molesta esta tarea de proteger, una vez más a hijos, nueras y nietos, aun renunciando a los ahorros para ese viaje que queríamos hacer y que era el sueño de muchos años, o disfrutar del silencio y la paz después de años de bullicio de los hijos, está todo bien, los padres estamos para eso y mucho más. No obstante no todo es alegría cuando regresa el hijo/a a casa, aunque ni siquiera venga con una familia a cuestas, sea solo/a vuelven a casa en "PLAN HIJO/A" y no en lo que se supone que son, personas adultas que saben lo que cuesta la vida y sus tareas "sin importancia", esas tareas que han hecho que tengan un plato de comida cocinada pensando en su salud, preparada con esmero y buscando un equilibrio de platos y sabores, tampoco piensan que hay que lavar los platos y hacer la colada, limpiar los pisos y los baños, y todo esa riestra interminable de tareas "sin importancia" que le dieron durante años una calidad de vida que no supieron apreciar. Sea quien sea que vuelve a la casa de los viejos, vuelve, él en plan niño y ella en plan princesa, ¡aunque ya tengan cuarenta años! y son las abuelas o la mas madres las que ¡otra vez! deben volver a multiplicarse atendiendo a los niños o las princesas y muchos casos a sus descendientes.
Hace muchos años me dijo mi madre una frase que en aquel momento no entendí bien..."no me traigas a casa una hija más, trae una mujer que se faje a mi lado en las tareas del día a día", y claro no lo entendí. Y claro que mi vieja tenía razón, las mujeres sean hijas o nietas al llegar a la casa de los padres o suegros, van en plan visita monárquica y los hombres se sientan a esperar que sean servidos como cuando eran niños protegidos y mal criados. Este tipo de situaciones son mas dañinas de lo que parecen ya que en lugar de unir la familia la separa aunque los padres sean intensionadamente mentirosos y digan..."a mi no me molestan" "espero que consigan un trabajo y que puedan hacer su vida", cuando en realidad piensan "ojala que se vayan porque ya no damos mas". Es que cuando la gente se pone mayor y los hijos se fueron de casa, comienza a disfrutar de una lejana época de la vida que suele durar muy poco tiempo, ¡vuelve a vivir en pareja!.
Duele mucho ver que los hijos regresen, pero duele más ver que no piensan que son una carga y que deben suavizarla, no es falta de amor de padres....es cansancio de tanto luchar.
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