martes, 24 de septiembre de 2013
Una cosa es matar para comer y otra para divertirse.
Dicen que nuestros ancestros primarias eran cazadores y recolectores de frutos, por lo tanto es aceptable y lógico que mataran para alimentarse, los entendidos en el tema nos cuentan que muchas tríbus aborígenes al matar a un animal recitaban un perdón a ese animal por haberle quitado la vida, lo que nos demuestran que no eran tan salvajes como los imaginamos pues, al menos tenían la conciencia de saber que estaban acabando con una vida, y al reconocerla pedían un perdón por ello. nos cuentan esos salvajes no cazaban sino lo necesario para su subsistencia, lo que permitía darle al reino animal la posibilidad de no decaer en su población equilibrando las muertes con los nacimientos, lo que demuestra una vez más que de brutos no tenían tanto porque ya sabían lo que era la sostenibilidad y el medio ambiente. Hoy, que hemos alcanzado avances increíbles en casi todos los ámbitos de la vida, aún hay seres humanos que no entienden la diferencia entre la necesidad de matar para comer, con la triste actividad de matar para divertirse como es la caza deportiva, en cualquiera de sus categorías, como a los hombres nunca nos faltan razones para justificarnos hay quien dice que por ejemplo matar una liebre es positivo pues se regula y se frena una posible plaga de estos animales de tan elevada procreación, con eso ya están cubiertos y pueden meter bala a placer, pero en la naturaleza no hay ningún animal que no tenga su depredador que lo mantenga a raya y sino lo hay es porque el hombre lo eliminó por completo o lo llevó al borde de la extinción. La alimentación en la que educamos a nuestros cuerpos requiere de carne y vegetales, por lo tanto y para cumplir esta exigencia hemos aprendido a cultivar y a criar animales para comer, en este caso, matar es un mal necesario, pero una cosa es matar una vaca de cuatrocientos kilos que proporciona comida para muchas personas y otra cosa salir a matar un rinoceronte de una tonelada para llevarse un trofeo a casa, o hacer negocio con un cuerno y dejar que se pudra una tonelada de carne. una cosa es matar un vaca y otra muy distinta "jugar" a clavarle lanzas a un toro e imaginar que somos mas salvajes que los salvajes. Mientras estas diferencias no se entiendan, no podemos esperar que se respete el medio ambiente y la flora y la fauna nunca tendrán la importancia que merecen y mucho menos la vida. Sino aprendemos a valor el milagro de la vida nunca respetaremos, si es creyente, la maravillosa obra de Dios, o de la evolución o lo que quiere llamarle, pues importa poco quien la creo o como llegó a ser lo que es, lo importante es que está ahí, que nos da la vida, que nos alimenta no solo el cuerpo sino el alma. Y aunque todos sabemos que esto es cierto, no actuamos en concordancia con ello.
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