Toda nuestra civilización se basa en una palabra, que en principio intentamos rechazar porque suena a extremismo, pero no podemos mentirnos los que creemos que somos adultos con un cierto nivel de cultura, o si esto resulta muy arrogante, podemos decir, por ejemplo, con ciertas vivencias acumuladas.
La palabra en cuestión se llama MIEDO.
Esta palabra define la esencia misma de la supervivencia, gracias a ella, crecimos y poblamos el universo, inventamos lo necesario y nos obligamos a mejorar. Sin embargo, cuando se pierde el miedo, los seres humanos pasamos a ser tiranos, que es un modo de creerse Dios, que como sabemos siempre está por encima de los simples mortales. Cuando el hombre pierde el miedo "se corrompe" y abusa de los demás. Esto está pasando con los políticos en España, ya no tienen miedo, han logrado elaborar una clase social invulnerable, una mafia que ni siquiera necesita matar al estilo de otras mafias, están tan seguros que ya no tienen miedo nada, son como esas especies que se libraron de depredadores naturales. Una vez dijo el presidente de Argentina, el inmoral Carlos Menem, "de Dios para abajo no le temo a nadie", el tipo estaba agrandado, la inocencia del pueblo argentino le había dado "plenos poderes", casi como los políticos españoles, ya no le tienen miedo a nadie.
Quiso la vida que al presidente argentino lo hayan bajado del pedestal y de pronto si tuvo miedo, y no solo miedo sino dolor, quizás el peor de todos, ¡un atentado acabó con la vida de su hijo!, así, de golpe, el super presidente, engreído y agrandado que se codeaba con Dios, bajó de golpe a la tierra y comprendió que no era nadie invulnerable. Como ustedes entenderán, yo no comparto la violencia, pero no dejo de reconocer que a veces es un llamado de atención para los semidioses. Cuando alguien se aleja de la tierra, no está de más hacerlo recapacitar y demostrarle que su lugar está aquí, a ras de suelo, con los otros hombres, los vulnerables.
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