El mejor físico europeo joven se queda sin beca en España
La comisión que le evaluó alega "falta de liderazgo". La Sociedad Europea de Física le considera el más preparado de todos
El
País Santiago 14 MAY
2013 - 21:46 CET1640
La comisión que evalúa a los candidatos a becas del programa Ramón y Cajal,
que pretende propiciar la repatriación a España de investigadores de alto nivel,
bajo los auspicios de la Secretaría de Estado de Investigación, denegó su
solicitud a Diego Martínez Santos alegando su falta de “liderazgo
internacional”. Pero casi al mismo tiempo la Sociedad Europea de Física otorgaba a este científico gallego
de 30 años el premio al mejor físico del continente, un galardón que se concede
cada dos años. Martínez Santos, originario de Foz (Lugo), permaneció tres años
en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), en Ginebra, donde
realizó el trabajo que le ha valido el reconocimiento de la comunidad de físicos
europeos. Ahora está contratado por el Instituto de Física de Partículas de
Holanda, conocido como Nikhef, y vive a caballo entre Ámsterdam y Ginebra.
Martínez Santos estudió en la Facultad de Físicas de la Universidad de Santiago, donde también se doctoró con una “tesis magnífica”, señala el catedrático compostelano Carlos Pajares, delegado en España del CERN. Su trayectoria le sirvió para conseguir un contrato de tres años en la institución con sede en Ginebra, donde sus trabajos en el Gran Colisionador de Hadrones sobre una partícula conocida como Mesón B le han servido ahora para lograr el reconocimiento de la Sociedad Europea de Física. Tras concluir el contrato en la ciudad suiza, hace seis meses comenzó a trabajar en el instituto holandés, que le contrató por otros tres años.
Martínez Santos estudió en la Facultad de Físicas de la Universidad de Santiago, donde también se doctoró con una “tesis magnífica”, señala el catedrático compostelano Carlos Pajares, delegado en España del CERN. Su trayectoria le sirvió para conseguir un contrato de tres años en la institución con sede en Ginebra, donde sus trabajos en el Gran Colisionador de Hadrones sobre una partícula conocida como Mesón B le han servido ahora para lograr el reconocimiento de la Sociedad Europea de Física. Tras concluir el contrato en la ciudad suiza, hace seis meses comenzó a trabajar en el instituto holandés, que le contrató por otros tres años.
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