Mi mujer, por ejemplo, se droga de una manera muy cómoda, ella huye de la realidad viajando a Afganistán, por ahora, hace una semana que lee un libro de aquellas lejanías de realidad y distancia, en la seguridad y la frescura de nuestra habitación se interna en la vida de pobres desgraciados que viven vidas horrorosas, leer es su droga y lo disfruta un montón, es su mejor momento del día, donde todos los demás, no tenemos cabida, llega a tal extremo su ensimismamiento en la lectura que puede pegar un grito y un salto si yo entró en el cuarto o le dirijo la palabra. Una vieja compañera de trabajo a la cual queremos por es de verdad muy buena gente y siente de alma la religión, se evade de la realidad rezando por los pobres y los enfermos, aunque ni mi esposa ni yo, creemos en la bondad de los rezos, lo consideramos válido en nuestra amiga, porque sabemos que ¡si lo hace de corazón! y cree fervientemente en su valía, para ella, su droga es el rezo por el bien de la humanidad
Uno de mis hijos se evade en el mar, cuando cargue su tabla en surf en su auto ya es un hombre libre, en cuanto se interna en el mar, me cuenta, que siente una total libertad, una integración con la nturelaza que no sabe como explicar, siente que él y el mar son la misma cosa, que si Dios es cierto está ahí, en esa sonido profundo del oleaje, en esa soledad donde él puede integrarse con la fuerza inmensa del mar, "viejo, si me toca morir en el mar, no te pongas triste..creo que es la mejor manera de morir" me dijo una vez. El se droga con ese deporte, encuentra y se integra en la naturaleza y por unos horas durante a la semana, es plenamente feliz. Todos, necesitamos alguna droga, por mucho que nos hagamos los fuertes y los correctos, por mucho que queramos jugar un papel de insuperables ciudadanos y de una corrección sin tacha, como que nos genera una insoportable presión, por un lado o por otro deberemos sacar la presión, evadirnos, o ser, por un momento, un ser nada ejemplar, vulgar, pecador, o simplemente darle, por un rato, un poco de vida a otro de los tantos "yo" que llevamos dentro. El que no se droga, revienta, y me refiero en su faceta de evasión, porque drogas hay muchas pero la idea es la misma..."huir de la realidad y pasarla bien mientras dure el efecto"
A las personas normales se les exige una vida por momentos agobiante, claro que usted podría elegir otra vida, pero es muy rara la persona que logra vencer toda una educación para ser un/a máquina de tareas programadas. Por eso muchos que no podemos cambiar la totalidad de nuestra vida, lo intentamos, al menos unos momentos y aquí aparece una gran variedad de gustos, a un amigo le basta con salir a caminar y se pega unas caminatas que para mi sería una condena, o una media pariente cuando ya no soporta la presión se da ánimos para aguantar hasta el regreso a su casa, ponerse cómoda que en su caso es sinónimo de "imposible de ver" y preparar una tarta, por un rato es feliz y todos los conocidos pagamos el pato pues tenemos que comer tartas aunque no tengamos ganas, porque ella no sabe que hacer con ellas...verla venir ya nos recuerda aquello de "otra vez sopa" aunque en su caso sean tartas, para otro medio pariente no hay nada mejor que un porro y una cerveza, para mi lo mejor es sentarme a la sombra de una vieja buganville con mi tabaco y mi vaso de vermut con hielo y limón y no darle bola a nadie, ese rato no me lo quita nadie, y como sé que el mundo puede vivir sin mi, lo paso bien y le doy rienda suelta al pobre cerebro para que haga o se vaya donde quiera, es uno de mis pequeños placeres, no soy muy extravagante como puede ver, pero la que era rara era una novia que tuve que soportaba lo que fuera durante el día y al llegar a casa llenaba la bañera con agua caliente
y se pasaba lo menos una hora, no me parecía nada raro hasta que al llegar a mi apartamento la encontré en la bañera, con la mirada perdida en el techo, después apuntaba sus hermosos ojos verdes a la ventanita, luego giraba su mirado verde olivo hacía el marco de la puerta y en uno de esos desvíos al voleo, me vio.
-Hola amor-
-¿Qué estas haciendo? - le pregunté entre sorprendido y risueño.
- Incentivando el clítoris- me contestó.
El noviazgo duró poco, y me causó una temporada de "depresión por disminución personal de autoestima y ego de macho pampeano e ibérico" pero le agradezco que haya sido sincera conmigo cuando me dijo que entre sus baños y yo prefería prefería los baños. ¡Cosas que pasan!
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