A menudo vivimos una vida demasiado programada, esquematizada dentro de lo que llamamos normal, damos por bien tomadas las decisiones lógicas en lo que se refiere al dinero, si ganamos es bueno y si perdemos es por que nos equivocamos. Es tan importante el dinero en nuestras vidas que no podríamos vivir sin él y entonces todas nuestras decisiones se basan en él, por él y para él. Y aquí cometemos un error que nos costará excesivamente caro, porque antes del dinero hay cosas más importante que tenemos dentro y que no vemos, o viéndolo, lo intentamos relegar, hasta después de haber cubierto las necesidades de dinero, como si se tratara de algo secundario.
Con el trascurso de los años, las decisiones que fueron erróneas, o que no se tomaron en su momento se cobran las cuentas pendientes.
"No sé como explicarte, es como una angustia una sensación de vacío, que aparece y desaparece, pero está todo el tiempo..." Me dijo un amigo qué cambió el amor de su vida para no desviar su camino comercial.
Con la vejez a cuesta una mujer comentó que cambiaría todo lo que logró por volver con aquel hombre que dejó ir, porque no le convenía, "era un tiro al aire, pero fue el único que me hizo sentir y reír".
Nadie pensaría que esa mujer sesentona, exquisitamente vestida, adornada con diamantes y disfrutando de los bienes del dinero, rodeada de esposo, hijos y nietos, es totalmente infeliz.
Si algo aprendí en la vida es que no hay que traicionarse, y no escribo esto por experiencia propia, ya que ese error nunca lo cometí, por lo menos hasta ahora, sino porque soy de ese tipo de personas que nacieron para escuchar y aunque no salga a buscar "casos raros" parece que tuviera un cartel en la frente de "psicólogo gratis" o "tonto disponible" para recibir los problemas de otros. Hay gente así, que aunque no busquen saber los problemas de otros, le llegan solos.
Y este pequeño escrito se basa en una situación que me sucedió hoy, en la sala de espera del médico me encontré con un vecino que debe tener unos diecisiete años, comenzamos hablando del barrio, luego de política, luego de relaciones humanas, de asuntos sociales y en eso estábamos, cuando mirando al suelo y apretándose las manos con gran nerviosidad y así como quien dice buen día, me dijo "es que yo soy gay... y no se que hacer".
Lo que pensé en el momento fue "ya coño...otro que me usa" y antes de responderle me seguí dando caña...¿qué pasa? ¿es que no hay otro o tengo cara de boludo?, pero le respondí, "entonces no te engañes ni engañes a nadie...¡ala!.. ¡a lo tuyo y al que no le guste que se joda!
Me contó que no se atrevía a decírselo a sus padres y que aunque era evidente ellos no lo veían y...
El pobre muchacho se deberá seguir debatiendo en su propia lucha, seguramente le esperan grandes desilusiones, posiblemente se sentirá muy solo, rechazado por las personas a las que quiere y de las que debería obtener un apoyo. Es muy posible que recurra muchas veces a mis palabras, nada científicas, ni de una delicadeza literaria para lograr ubicarse entre las grandes frases que quedarán en la historia, pero que aunque bastas y de andar por casa, le servirán de apoyo como un bastón de madera dura...
" Nada...tú a lo tuyo y el resto... ¡a tomar por culo!
Es que hay una sola cosa que no se puede esquivar en la vida...¡jugarse!, vender sentimientos, formas de ser o pensar, no entra en la negociación de nuestra existencia, quien lo haga, tarde o temprano sentirá una angustia que le tocará constantemente la puerta de su vida, ya sea una puerta de poca calidad o una de roble canadiense, por mucho que un ser humano encierre su yo, este pedirá la libertar de ser y estar.
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