"Abuelo ¿qué te pasa? el blog bajó la intensidad...¿estás acabado viejo?"
me pregunta un amigo que me conoce desde hace años y parece que notó que incluso en el blog se refleja el estado de ánimo de quien escribe, tal vez sea así, pero yo no lo siento de ese modo, tal vez si esté un poco desorientado pensando en los lectores, porque no quiero cansarlos con tantas pálidas y vergüenzas que suceden a diario. "Si te pones en mi lugar lo entenderás", le contesté. Sentarse frente al ordenador y escribir para cientos de personas, todos los días, de las cuales solo conozco a unas pocas, es difícil de llevar, mucho más cuando uno ya lo dijo todo respecto al presente y al futuro de España y ve que se encamina lentamente hacia el abismo de la mediocridad conformista para varias decenas de años y que no parece haber una reacción cierta y contundente, para que ello no suceda Porque hoy España es un país que avergüenza a la derecha y a la izquierda MUCHO PEOR QUE LA ESPAÑA DE FRANCO, DONDE AL MENOS SOLO AVERGONZABA A LA MITAD DEL PUEBLO. ¿Como hace un bloguero para no cansar al lector ante este panorama?. Por ahora el único modo que se me ocurrió fue bajar la intensidad, como hace un caminante que encuentra un piedra y se sienta a descansar y mientras descansa los pies, piensa en el camino que dejó atrás y lo mucho que le falta para llegar, pero el caminante tiene al menos un ruta cierta, un punto de llegada que sabe que alcanzará tarde o temprano, en cambio una persona que intente exponer sus pensamientos, recalcar viejos valores como honestidad, solidaridad, valentía o justicia lo tiene más difícil, alguien que ya vivió situaciones semejantes y dice "no hagan esto que...", porque en el fondo son muy pocas las personas que aceptarían cambiar o luchar por esos valores, a menudo los que enviamos mensajes de este tipo se los termina catalogando de "pendejos que sueñan cumplir con utopías" y yo no soy inocente ni pendejo, simplemente que aprendí que para que aparezcan señores como Mandela, tiene que haber previamente un pueblo preparado para realizar los cambios y eso no se va conseguir aprendiendo lecciones de gobiernos, ni de comunicadores sociales comprados, eso se puede aprender en las redes sociales, intercambiando información, buscando personas que opinen con la libertad que da el pensamiento libre, que se atrevan a desnudar las idiotizantes educaciones que nos proponen las religiones, con sus medios de comunicación o sus escuelas.
El abuelo Ladilla no es un personaje de ficción, solo es un hombre más como cualquier otro, que a veces es reconocido y muchas más, denostado y menospreciado, es un hombre que solo intenta colaborar con lo que cree que es correcto y básico para un nuevo comienzo, o sea, ayudar a quitarse los viejos pensamientos en los que fuimos entrenados desde hace siglos, porque despojados de esas pesas mentales tal vez exista un futuro mejor, de lo contrario, siempre será lo mismo, generación tras generación.
Dice un dicho muy famoso atribuido a B. Brecht " Hay hombres que luchan un día son buenos, hay hombres que luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son buenos, pero hay que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles" y yo no soy importante, ni imprescindibles, soy uno más de los miles y miles que pululamos por el mundo pidiendo a la gente "que no coman cuentos" "qué estamos viviendo un mundo de mentiras y engaños calculados para beneficiar siempre a los mismos" "que Dios es el mejor invento humano para dominar al mundo" "que te están enseñando desde niño para que nada cambie", e incluso que los cambios son imposibles, creo que deberían decirle cosas parecidas a todos los que creían que el mundo era plano, que la esclavitud era un designio divino, que el sol giraba alrededor de la tierra, que el terrateniente tenía el derecho de desvirgar a la hija del campesino, ¡porque era un derecho!. Hoy seguimos comiendo cuentos casi del mismo tamaño. ¿No es lógico que el abuelo u otros como el, tengan bajones en su lucha diaria? ¿como se hace para seguir adelante todos los días con las mismas ganas? ¿De donde se sacan las fuerzas para soportar tanta corrupción y tanta burla calculada? ¿como se soporta el ver que en realidad a muy pocos les interesa lo que pasa?¿como sacar fuerzas para seguir cuando uno ve que la gente ni se inmuta aunque para sus propios hijos se diseñe un futuro de mediocridad y servilismo?.
Tal vez mi amigo tenga razón y sea cierto que el abuelo está bajando la intensidad, aunque yo me inclinaría en pensar que está sentado en la piedra descansando los pies y mirando el camino recorrido y calculando cuanto falta para llegar, calculando y sopesando para no caer en la tentación de imaginar otras soluciones para purificar el chiringuito.
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