Los
votantes griegos le han dado una respuesta desafiante a Europa al
rechazar abrumadoramente los términos del rescate financiero de la
llamada Troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional).
Líderes
políticos y jefes de gobierno del bloque se habían alineado para
advertirles a los griegos que un "No" en el referendo del domingo sería
un voto a favor de abandonar el euro.Eso no los disuadió. De hecho, muchos electores parecían deleitarse en su resistencia.
Ahora el proyecto europeo tiene ante sí su crisis más grave.
Lee también: Europa aguarda las consecuencias del "no" en el referendo griego
El número de votos del "No" sorprendió hasta al propio gobierno griego. Al final, los electores le dieron la razón al primer ministro Alexis Tsipras, para quien los acreedores del país estaban tratando de "asfixiar" la economía de Grecia. Compraron su argumento de que el "No" fortalecería su posición en las negociaciones.
Pese a que los cajeros automáticos están cerrados, los bancos están al borde de quedarse sin dinero y la economía está colapsando, los griegos han rechazado una vez más la política de austeridad dictada desde Berlín y Bruselas.
Días críticos
La situación deja a la canciller alemana, Angela Merkel, frente al desafío más difícil de sus casi 10 años en el poder.En las próximas 48 horas, la líder tiene que tomar una serie de decisiones, lo que escoja determinará si es capaz de mantener la eurozona unida.
A Tsipras también le esperan días críticos que requerirán sensibilidad y destreza política, algo que no ha exhibido.
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El martes, Merkel viajará a París para participar en una cena con el presidente de Francia, Francois Hollande. Pese a las muestras de unidad, se han presentado diferencias entre ambos líderes.
El presidente Hollande dijo antes del referendo: "Necesitamos ser claros, la hora para un acuerdo es ahora".
Ángela Merkel, por su parte, indicó: "Un buen europeo no es aquel que busca un acuerdo a cualquier precio".
En el gabinete francés hay quienes creen que es necesario reanudar las conversaciones con Tsipras. Hollande ya ha hablado con el líder griego. Los italianos están presionando para que los diálogos se reestablezcan.
La posición de Merkel es más difícil. Si accede a entrar en negociaciones con el gobierno griego por un nuevo acuerdo de rescate, necesitará de la aprobación del parlamento.
Es casi seguro que obtendrá el apoyo, pero ese beneplácito dejará al descubierto un creciente resentimiento hacia Grecia en Alemania y es evidente que para un número significativo de políticos, funcionarios y economistas, Grecia debería dejar el euro.
El parlamentario Hans Michelbach, del partido conservador Unión Social Cristiana de Baviera, ha dicho que "ahora cabría preguntarse si Grecia no estaría mejor fuera de la eurozona".
El vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, indicó que no solo "unas nuevas negociaciones son difíciles de imaginar", sino que Tsipras había "derribado los últimos puentes sobre los cuales Grecia y Europa podían avanzar hacia un compromiso".
Dentro de Alemania la confianza en el líder griego se ha evaporado; muchos parlamentarios simplemente no creen en su compromiso para implementar las reformas.
Dentro de la clase política alemana, muchos esperaban que el "Sí" ganara y que Tsipras fuese reemplazado por un gobierno tecnocrático. Una vez más tendrán que negociar con un hombre de quien no confían.
¿Nuevo acuerdo?
Después de la reunión en París se prevé que el martes se celebre un encuentro de emergencia de los líderes de la eurozona en Bruselas.Hay muy poco optimismo. El líder de los ministros de finanzas del eurogrupo, Jeroem Dijsselbloem, describió el resultado del referendo como "muy lamentable para el futuro de Grecia. Para la recuperación de la economía griega, medidas y reformas difíciles son inevitables".
Por eso es muy probable que las negociaciones se reanuden, pero no es claro de qué hablarán con precisión. El acuerdo de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional ya no está en la mesa.
El lado griego está insinuando
que podría estar dispuesto a comprometerse con implementar algunos de
los recortes exigidos, pero solo si hay un acuerdo para discutir una
reestructuración de la deuda.
Tsipras cree que su posición se ha fortalecido después de que un reporte del Fondo Monetario Internacional señalara que la deuda griega es insostenible. Pero el eurogrupo insistirá en que Grecia se comprometa con un presupuesto verificable y reformas estructurales.
Entre los líderes europeos el ánimo hacia el gobierno de Tsipras se ha endurecido.
Sin embargo, es claro que todavía hay disposición para conversar y encontrar un compromiso.
Aunque hay asesores que creen que lo mejor es que Grecia salga de la eurozona, otros funcionarios le han advertido que una salida griega tendrá sus costos.
No hay buenas opciones y hay poco tiempo. La economía griega está en caída libre y los bancos –que no cuentan con asistencia para su liquidez del Banco Central Europeo- colapsarán.
De hecho, la situación económica se ha deteriorado tan gravemente en Grecia que cualquier acuerdo por un rescate tendrá que ser duro.
El 20 de julio, Grecia tendrá que pagarle al Banco Central Europeo 3.000 millones de euros, unos US$3.300 millones. Si entra en default, el Banco Central retirará toda financiación a los bancos griegos.
La verdad que no ha sido compartida con el electorado alemán es que Grecia necesitará a un tercer rescate para recuperarse. ¿Cuánto se necesitará? Quizás 50.000 millones de euros, unos US$55.000 millones, en los próximos tres años.
Tal como está la deuda griega, es insostenible y ningún acuerdo sobrevivirá al menos que la deuda sea abordada.
En los próximos días, los líderes europeos tendrán que mostrar imaginación y audacia para salvar a Grecia y para también salvar la reputación del proyecto europeo.
Lea también: 8 preguntas básicas para entender lo que pasa en Grecia… y sus consecuencias
Tsipras cree que su posición se ha fortalecido después de que un reporte del Fondo Monetario Internacional señalara que la deuda griega es insostenible. Pero el eurogrupo insistirá en que Grecia se comprometa con un presupuesto verificable y reformas estructurales.
Entre los líderes europeos el ánimo hacia el gobierno de Tsipras se ha endurecido.
Sin embargo, es claro que todavía hay disposición para conversar y encontrar un compromiso.
Imaginación requerida
Angela Merkel no quiere liderar una salida de Grecia, la cual dañaría severamente la reputación de la eurozona y empañaría su periodo como canciller alemana.Aunque hay asesores que creen que lo mejor es que Grecia salga de la eurozona, otros funcionarios le han advertido que una salida griega tendrá sus costos.
No hay buenas opciones y hay poco tiempo. La economía griega está en caída libre y los bancos –que no cuentan con asistencia para su liquidez del Banco Central Europeo- colapsarán.
De hecho, la situación económica se ha deteriorado tan gravemente en Grecia que cualquier acuerdo por un rescate tendrá que ser duro.
El 20 de julio, Grecia tendrá que pagarle al Banco Central Europeo 3.000 millones de euros, unos US$3.300 millones. Si entra en default, el Banco Central retirará toda financiación a los bancos griegos.
La verdad que no ha sido compartida con el electorado alemán es que Grecia necesitará a un tercer rescate para recuperarse. ¿Cuánto se necesitará? Quizás 50.000 millones de euros, unos US$55.000 millones, en los próximos tres años.
Tal como está la deuda griega, es insostenible y ningún acuerdo sobrevivirá al menos que la deuda sea abordada.
En los próximos días, los líderes europeos tendrán que mostrar imaginación y audacia para salvar a Grecia y para también salvar la reputación del proyecto europeo.
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