Vivir sin otra opinión que la establecida por la educación tradicional, sin poner nada en duda, en cierto modo conlleva a lograr una vida más facil, pues en la educación establecida están todas las respuestas, solo es cuestión de aceptarlas y luchar con los avatares normales de cada día, de cada año, de toda la vida. Vivir sin cuestionar lo establecido es un camino directo al aborregamiento. Aceptar que todo está bien o que lo que sucede es así porque siempre fue así. Considerar que nuestros padres y maestros eran sabios debe ponerse en duda, lo que no quita que uno los valore o los quiera y reconozca lo que con buena intención nos dieron. Ser conformista e ir de la mano de lo establecido es un modo de cobardía. La esclavitud era legal en épocas de Espartaco, pero estaba mal. El mundo era plano en la época de Cristobal Colón, pero estaban equivocados. Los millones de muertos por la peste amarilla no era porque los hombres eran castigados por Dios por sus múltiples pecados como aseguraba la Iglesia católica en el lejano siglo XV, algo que desmintieron unos científicos rebeldes. La historia del hombre debe seguír avanzando, pero esta historia no la hacen solo los líderes, como no ganó la batalla de las Termópilas el glorificado Léonidas, sino cada uno de los anónimos soldados, somos millones los soldados desconocidos que debemos serguir luchando para que la humanidad mejore, para hacer historia se necesitan los pequeños impulsos cotidianos, la labor de hormiga de esos invisibles luchadores, pero para eso, cada uno de nosotros debemos "bajar de la mata" y ponernos de pie y dejar de lado las creencias inyectadas a presión desde hace siglos, poner en duda las verdades eternas que pueden ser intemporales pero no precisamente verdades.
Cuando vivía en Argentina veía en todas las televisiones las largas colas de fieles que una vez al año pasaban dias acampando...¡con un frio que hacía tiritar! para entrar en la iglesia y pedirle a San Cayetano un trabajo, pero San Cayetano no tenía una agencia de trabajo temporal ni era ministro de trabajo, por lo tanto una cosa era la fe y otra la realidad y de nada vale la fe si la realidad no cambia. En España se encomendó la economía a la virgen del Rocío ¿a quien se quería engañar a la virgen del Rocío dándole una misión que no le corresponde o a los creyentes?, por mucho que la virgen se empeñe la economía no va cambiar y una vez más los creyentes deberán culpar del fracaso a los hombres, lo que es lógico, razonable y avanzado, poner al virgen en medio solo fue una perdida de tiempo. Debemos cuestionar todo lo aprendido, no es mucho pedir si razonamos que de no habernos cuestionado cosas, que de haber seguido adelante tal cual como estábamos, aún estaríamos en la edad del hierro y eso por no apuntar que el que inventó el hierro era otro loco investigador, un revolucionario que se negó a segur teniendo solo lanzas con punta de piedra, un piraó que hizo preguntas y que, seguramente, se tuvo que enfrentar a toda la tribu conservadora. Hay que seguir adelante y replantearnos todo, todo, todo, dar las gracias al pasado, pero buscar un futuro diferente a costa de cualquier esfuerzo o descalificación, luchando contra las historias que nos quieren seguir contando los medios de comunicación masivos, como antaño lo hacía la Iglesia. Dejarse llevar por lo que dicen los poderosos intereses establecidos es fomentar un estado de quietud, de agonía constante, de perdida de tiempo y de aborregamiento mental. Claro que costará mucho, por supuesto, pero si el mundo debe cambiar, nos necesita a todos y cada uno de nosotros...¡muy despiertos!.
José Trillo Arán.
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