domingo, 17 de agosto de 2014

El ébola sirve...

Entre tantas otras cosas para que nos demos cuenta de lo bien que estamos en España y se olviden de las miles y miles de personas condenadas a una muerte lenta, por falta de los medicamentos recetados y que no pueden comprar, por los cierres de servicios médicos, tanto en ciudades como en pequeños pueblos olvidados de la mano de Dios y ahora de los gobiernos, con gente mayor que entregó su vida laborando por los campos que surtián de comida a las grandes urbes, a los supermercados y hasta a los lujosos restaurantes donde comen muchos de los que hoy los condenan a una muerte lenta por falta de atención y de reconocimiento.
El ébola nos sirve para darnos cuenta que somos, todavía, y a pesar de la crisis y los recortes, un lugar digno donde se vive mucho mejor que en esos infiernos africanos, y como al olor de la flor se lo olvida la flor, también nos sirve para olvidar que esos infiernos, en su gran mayoría los creamos y mantenemos los europeos.
El ébola sirve para darle razones a los xenófobos y racistas, para justificar las vallas y a mirar para otro lado cuando vemos policías fronterizos, golpeando a granel. Nos sirven para olvidarnos que hemos firmado un compromiso que se tituló como Derechos Humanos y que en ningún apartado diga que es exclusivo para blancos ricos. El ébola nos sirve para muchas cosas y principalmente para entretener al populacho, para que nos demos cuenta que mal viven "allá lejos" y de paso nos conformemos por comparación con "lo bien vivimos aquí", dándole un valor actualizado a aquello tan viejo de "mal de muchos consuelo de tontos". Y la historia se repite, ahora con el ébola, ayer con la gripe aviar, antes con el sida, y si se hace falta se inventan otra pandemia que no acabará con la humanidad, pero que... ¡meterán un miedo que te cagas!. Sin embargo estos miedos son solo para la población, para los curritos de café y aspirinas como dice la canción de Sabina, los jefazos de Europa saben que se necesita esa gente que vienen en pateras, o que saltan vallas, sirven para muchas cosas, entre ellas para cubrír la demada de mano de obra barata en los campos, o que regulen a la baja los sueldos de los demás, que ocupen el lugar de peones jóvenes, fuertes y con ganas, que una población envejecida de cuatrocientos millones de europeos no provee. Los que saben de historia, de cultura, de genética, les dan la bienvenida y no les temen. Los que saben el porque de los verdaderos problemas de África, miran para otro lado rogando que los pueblos no se enteren y que comiencen las protestas masivas que les puedan cortar el chollo. El ébola sirve, porque es un producto mas de la pobreza "y a mas pobreza de muchos, mas riqueza de unos pocos".

José Trillo Aran

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