jueves, 8 de enero de 2015

¿Cúal es el límite entre la libertad de expresión y la ofensa?

   En estos días estamos asistiendo a una desgarradora situación de enfrentamiento entre civilizaciones, ocasionada por el último atentado en París.Vemos como se une el periodismo occidental para la defensa de la libertad de expresión, como se atrincheran detrás de este atentado ideas y hechos tán radicales como los mismos asesinos de París. La libertad de expresión no es más importante que el respeto hacía el prójimo, sea, este, árabe o nuestro vecino de al lado, si yo vocifero y me burlo de la mujer o los hijos de mi vecino, no puedo llamarlo libertad de expresión, él lo tomará como lo que es...una provocación, una ofensa a sus seres queridos y puede ser que su reacción sea violenta. No se puede aprovechar nuestro supuesto buen humor para burlarnos de países que no lo tienen o no lo aceptan, no se debe faltar el respeto a gobernantes o a dioses de otras civilizaciones que no son como las nuestras, y esa diferencia la distingue hasta el más idiota, sin embargo se deja de lado muchas veces con el solo afán de hacer dinero o ganar notoriedad. Ya una revista escandiva se había burlado de la creencia de otros, más tarde el cine se burla del dictador norcoreano, ahora otra vez la burla contra el Islam, bien, somos muy graciosos y tán "libre expresivos" que estamos dispuestos a soportar la muerte de la vida "de otros". ¿Le metemos el dedo en el ojo a un león y no queremos que nos de un zarpazo?, nos metemos donde no nos llaman, declaramos la guerra a países que no se metieron con nosotros y después cuando nos montan un atentado donde mueren un montón de inocentes...¿nos lamentamos?, claro que si, y yo el primero, pues se que en esos atentados no estabán los hijos de Aznar, ni los de Blair, ni de los de Busch, ni los Barroso, sino los hijos de gente como yo. Este odio, al que nuestra libertad de expresión y el atentado le echa más gasolina, lo pagarán siempre la gente del pueblo. Ayer, seguramente, la ultraderechista francesa Marine Le Pen debería estar aplaudiendo hasta con las orejas, este atentado le viene de maravillas para ganar más votos, el odio también es un buen negocio cuando se sabe canalizar.
   Los que intentamos razonar de modo diferente hoy estamos más solos que nunca, nos sucede con cada atentado donde se pone en peligro las vidas humanas de nuestra gente occidental, para ser sincero solo encontré una opinión parecida a la mía en las palabras del actor Willi Toledo, tán menospreciado en la España conservadora, porque todo tiene que ser apoyo total y sin críticas, parece ser que es la norma, para ser español y occidental. Ver como se bombardea países por aquí y por allá, (siempre en pos de valores gloriosos) parece ser que no debe ser discutible, esperar salvajes respuestas, tampoco. Pues soy de la creencia que si no ofendo a mi vecino hay pocas probabilidades de que me ataque, sino voy a guerrear a países lejanos es difícil que nos monten atentados, si respeto a los demás, lo más seguro es que sea respetado y se valore y hasta se admire mi libertad de expresión, pues en su uso no contiene ofensas baratas. Toca seguír apoyando este circo de hipocresía y radicalismo (de ambas partes) y lamentando las víctimas solo de nuestro bando, para seguir fomentando el odio y las guerras...es un buen negocio.

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