Llevo bastante adelantada la lectura del libro 
Conversación con Juan Carlos Monedero
 con el que -hablando de todo- el periodista Ramón Lobo ha dado a 
conocer la dimensión intelectual y humana  del profesor de Ciencia 
Política de la Universidad Complutense y fundador de Podemos. Lobo ha 
tenido la perspicacia de titular la introducción con una frase de 
Monedero que figura asimismo en la faja del libro: “No estoy dispuesto a
 que me roben el alma”. Se refiere con ello el profesor a otra frase de 
Elías Canetti que tuvo mucho tiempo delante de sus ojos en su lugar de 
estudio: “De tanto combatir al enemigo terminas pareciéndote a él”.  
Considera Juan Carlos que si la victoria implica que tú también has 
vendido tu alma al diablo, no merece la pena. A su vez, el propio 
entrevistado concluye el epílogo del libro con la aleccionadora historia
 del bosque que arde y los animales que huyen despavoridos, entre ellos 
los reyes de la selva. Un pequeño colibrí, sin embargo, decide dar la 
vuelta, ir al río y  llevarse una gota de agua en su pico. “¿Es que 
acaso crees que vas a apagar el fuego tú solo?”, le dicen los que huyen,
 a lo que el colibrí contesta: “Yo voy a hacer mi parte”. Estoy 
convencido –mucho más gracias a la lectura del citado libro- de que la 
dimisión de Juan Carlos Monedero de sus cargos en Podemos se debe a que 
no está dispuesto a que le roben el alma y a que él va a seguir haciendo
 su parte, para lo cual ha tenido la prevención de recuperar en su 
integridad y libertad toda la indudable valía intelectual, el compromiso
 ideológico y la solvencia ética que le honran. No cejará por eso en ser
 como el colibrí ante esta España que huele a podrido y 
donde no debería quemarse la expectativa de cambio y decencia que el país precisa como agua de mayo.
 
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