jueves, 30 de abril de 2015

El derecho a protestar...

   Hoy estoy obligado a reivindicar mi condición de "español de los últimos años" que aunque parezca el nombre de una nueva iglesia evangelista, es mucho más que eso. Según opiniones haber nacido en Galicia y que hayamos emigrado a la Argentina me resta la posibilidad de ser un español "pata negra" con derecho a pataleo, cuando cualquier zopenco con dos pezuñas de frente sabe que los primeros años de vida son tan importantes que marcan a la persona para toda la vida. Parece ser que el haber vivido durante cuarenta años por fuera me resta derechos a la hora de criticar aunque mis opiniones puedan llevar razón. Solo se me tiene que escapar una tonada argentina o un dicho venezolano para que se ponga en duda mi legitimidad española, no importa que haya sido educado "a la gallega" en Argentina o haya adquirido en el trascurso de la vida ciertas experiencias válidas que enriquecieron la tradicional educación de la tierra madre. Quizás quien lea esto podría pensar que me duelen estas criticas o esta señalización de mi condición de foráneo por parte de los que nunca salieron de la tierra, pero ya no es dolor pues si lo fuera sería imposible de soportar durante tantos años, es solo otra confirmación de que la mediocridad no tiene fronteras y que produce una desilusión más, solo eso, de lo contrario no habría podido sobrevivir sin daños graves en Argentina donde por muchos años me llamaron "el Gallego" o en Venezuela donde me asignaron antes de mi nombre el adjetivo calificativo de "el argentino", que solía ser una especie de llamado de atención como "¡cuidado con ese!, pues en Venezuela no se nos quería mucho a los argentinos, que en cierta medida era comprensible pues siempre nos creímos los mas "europeos blancos y cultos" y no nos gustaba mucho que nos igualaran con la sudamérica mestiza. Yo que sufrí esta dicotomía de nacionalidad, o "bisexualidad patriótica", o un ser y no ser, y que me tuve que mover entre un ser de donde estoy, por aquello de que no se caga en el plato donde se come, me veo en la necesidad de decir que España es un gran país, con muchos paisajes fascinantes, con buena gastronomía, con una riqueza arquitectónica increíble (en gran parte gracias a los romanos y los moros), pero... siempre viene el pero, tiene un grave problema...¡los españoles patriotas!, esos que confunden nacionalidad con tradiciones y se quedaron en tiempos pretéritos y entienden por españolidad el retraso y las viejas costumbres, muchas de ellas basadas en troglodismos católicos, xenófobos y racistas, y con profundas raíces medievales, una España que alentada por esta gente logra que lleguen al gobierno fulanos que siguen reforzando la idea del caciquismo donde el servil recoge las migajas que caen de la mesa del señor, que calla, que obedece para seguir engulliendo esas migajas. España tiene serios problemas de cara al futuro pues arrastra una gran cantidad de individuos resignados, unos por educación y otros por miedo y es tal la fuerza de esta situación que le temen a todo lo que sea un cambio... y el mundo cambia todo el tiempo aunque no lo veamos. Para tranquilidad del que se sienta ofendido les diré que vaya donde vaya, viva donde viva, siempre se encontrará con gente atada al pasado que se asignan el título de "defensores de la patria", que miran mal al foráneo, que se asusta de su color o de su religión, siempre vaya donde vaya encontrará fulanos que miren mal al que se fue y regresa, pues parece que quedarse en la aldea les da derecho a ser "de su tierra", un termino que a muchos les llena la boca, "aunque su tierra" solo sea un apartamento de pocos metros cuadrados, esos seres que se sienten "en casa" y dicen "mi país" aunque su país sea solo eso que pudieron comprar con una hipoteca de un banco que tiene accionistas de todo el planeta y que muchos de ellos ni siquiera saben donde queda España.
Desde el mismo momento que habitamos en España, todos tenemos derecho a opinar y mucho mas, porque lo que vale es que sea para el bien de todos. Sin análisis y sin crítica no se progresa... opine quien opine y venga de donde venga.
José Trillo Aran

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