Aprovechar las circunstancias...

   Hay personas que pueden sacarle el lado positivo a todas las situaciones de su vida, quizás la crisis le haga descubrir que puede hacer algo que nunca imaginaba, descubrir seres queridos que no eran lo usted creía, hacer una maleta y comenzar de nuevo en un lugar que alguna vez soñó como una aventura loca, darse cuenta que gastaba demasiadas horas de trabajo para tener cosas que realmente no eran importantes, quizás hasta pueda mandar al carajo a alguien que no soportaba.
   No soy un optimista empedernido, pero me inclino a pensar que cada situación inesperada, y al principio, traumatica, abre otras alternativas. Al menos así las viví yo, y al final, cuando se llega a una edad de balances y calcula los pro y los contra, se llega a la conclusión que todo lo vivido valió la pena, a menos que sea tan tonto que después de tropezar con la misma piedra se termine enamorando de ella.
   En estos días en el barrio donde vivo, nos vimos todos dolidos y sorprendidos por una mala noticia, el carnicero del supermercado SPAR, conque el que la mayoría teníamos muy buena relación, así de buenas a primeras, decidió que con treinta y ocho años era hora de terminar con su vida, ¿por un divorcio y la perdida de una casa? ¿valía la pena?.
   De él recuerdo muchas charlas, cortas y si se quiere comerciales de su parte, porque la empresa los incita a ser amables con la clientela, pero recuerda que un día me dijo con ojos soñadores..
-¡Como me gustaría conocer Venezuela y Argentina!-
   Tal vez si hubiese conversado conmigo fuera del trabajo yo lo podría haber convencido de que debía hacer la locura de armar una maleta e irse a conocer aquellas tierras, le hubiese contado que detrás de un amor perdido hay otro nuevo que espera su llegada y que una casa no es nada en la vida de un hombre, pero, nunca mostró síntomas de hombre infeliz, cumplía muy bien con su trabajo y las consignas de amabilidad y sonrisas que le exigía una empresa y nunca nos enteramos los clientes de su drama personal.
   Yo tal vez podría haberlo convencido de que tenía un mundo por delante, que era valioso, que siempre hay un mañana, que nada era importante, ni su ex mujer, ni su casa, ni la empresa, que ni siquiera cerró unas horas, aún tratándose de un supermercado con diez empleados, siguió trabajando como si nada hubiese pasado, aunque el resto de los empleados trabajaban llorando por su compañero muerto, pero el negocio es el negocio y siempre está primero, cosa que seguramente habrán visto ya los que siguen trabajando y tomaran nota para cuando el dueño les venga a decir el tan viejo cuento de "somos una gran familia" y pidan un mayor rendimiento.
   Aquello de que mientras hay vida hay esperanza, no es para mí una frase hecha, es una realidad, yo pasé por eso, y la vida me dio otra oportunidad, aunque a veces uno la tenga que esperar un poco más de lo deseable...pero vale la pena esperar.


   ME CAIGO PORQUE A HAY VECES,

   QUE HASTA EL SUELO NECESITA UN ABRAZO.