viernes, 2 de agosto de 2013

¡A DIOS ROGANDO...Y LOS TIROS PEGANDO!

   
  • Pasó dos años preso y ahora lo han condenado a 19 años de cárcel
  • Varias veces pidió la pena de muerte para guerrilleros y homosexuales
  • Se espera que el religioso se entregue de manera voluntaria
Es el primer sacerdote que condenan por liderar una banda de matones, usureros, traficantes y extorsionistas que trabajaba de la mano de los paramilitares. El padre Óscar Albeiro Ortiz Henao, muy apreciado por los feligreses de su parroquia de San José del Limonar, en el corregimiento de San Antonio de Prado, fue sentenciado anoche a 19 años de cárcel por el Tribunal Superior de Medellín, ciudad a la que pertenece la citada localidad.
En primera instancia le declararon inocente, tras pasar dos años preso. Al recobrar la libertad en el 2010, le recibieron en su iglesia como a un héroe y aún esta mañana numerosos fieles seguían manifestando su disconformidad con la Justicia por considerar que se trata de "un montaje", pese a que las pruebas en contra del religioso resultaron contundentes para los jueces.
El sacerdote llegó a San José en el 2000 y, al igual que otras zonas azotadas por la violencia en Medellín, encontró que los pobladores de todo San Antonio estaban sometidos al arbitrio de ocho bandas juveniles y las milicias del ELN. No se quedó callado y desde el púlpito animaba a enfrentarlos con dureza, en un lenguaje poco cristiano. En un momento dado, según testigos, ofreció la colaboración de gentes para pacificar el área y varias veces pidió la pena de muerte para guerrilleros y homosexuales.
Esas gentes eran las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) y emplearon sus métodos sanguinarios para eliminar delincuentes y hacer lo que se conoce como "limpieza social": asesinar a gays y adictos a drogas, entre otras poblaciones marginales. Al parecer, el padre señalaba objetivos y los paramilitares ejecutaban.
Cuando las AUC se desmovilizaron, algunos de quienes entregaron las armas siguieron delinquiendo en San Antonio, comandados por un antiguo mando y el padre Óscar. Los conocían como "Los desmovilizados del Limonar" y eran sicarios, extorsionaban, mataban o desterraban a quienes se oponían a sus planes, traficaban con armas y drogas, y ejercían el oficio de usureros.
Las autoridades confían en que el religioso se entregue de manera voluntaria con sus abogados y no tengan que emitir una orden de captura.







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