Una diputada mexicana dice que los gays no se miran a la cara cuando tienen sexo
“Solo debe considerarse matrimonio aquellas relaciones en las que los integrantes sostienen relaciones sexuales mirándose a la cara, algo que no ocurre en las parejas homosexuales”, afirmó, según The Huffington Post, la diputada Ana María Jiménez Ortiz, representante del derechista Partido Acción Nacional (PAN) en el parlamento local del estado de Puebla. La legisladora es presidenta de la Comisión Especial de la Familia en el Congreso estatal.
Podríamos terminar esta nota en dos líneas, diciendo, simplemente, que lo que dijo Jiménez Ortiz es una estupidez. No sólo porque no sea cierto, sino porque, si lo fuera, habría que prohibirles el matrimonio a los ciegos, que no tienen cómo mirarse a la cara. Y pobres ciegos, qué culpa tienen de que la diputada sea, digamos, tan limitada en su imaginación
Pero no es la primera y seguramente no será la última estupidez que se diga para oponerse a los derechos civiles de las parejas formadas por dos hombres o dos mujeres. Sin ir más lejos, en Argentina, el senador fueguino Jorge Colazo dijo hace unos años que, si se aprobaba el matrimonio igualitario, “mañana alguien se va a poder casar con un perro o con un burro”, aunque después, por razones que poco tenían a ver con ese debate, cambió de opinión y votó a favor. Y no, aún no se casó nadie con un perro, ni con un burro.
Ni siquiera Colazo.
Pero estupideces como estas a veces sirven para entender un poco mejor de qué están hechos los prejuicios y hasta dónde pueden llegar.
La diputada Jiménez Ortiz necesita un poco de educación sexual, así que este blog inicia hoy un nuevo servicio público, que podríamos llamar “Educando a nuestros políticos”. Y vamos a hacerlo de manera directa, sin dar vueltas. No hará falta que la legisladora entre a alguna página de pornografía gay o lésbica para investigar el Kama Sutra homosexual. Tampoco hará falta que ingrese a ningún albergue transitorio a hacer inspecciones al estilo Margaride. Afortunadamente, hay películas y series en las que puede encontrar escenas de sexo no explícito entre hombres o entre mujeres, tan diversas como la vida misma.
Y para facilitarle el trabajo, preparamos una selección de la serie norteamericanaQueer as folk, producida entre 2000 y 2005 por la cadena Showtime, que retrata la vida de un grupo de amigos gays y lesbianas de Pittsburg, Pennsylvania. Lo que veremos a continuación —que nadie se asuste— no es más que lo que puede verse en cualquier película o serie con escenas de sexo heterosexual. Y no, no es tan diferente como la diputada piensa. Elegimos, por supuesto, escenas en las que los amantes se miran a la cara.
Otra vez, la nota podría terminar acá. La diputada dijo una estupidez y eso está probado, pero ya lo sabíamos. Estamos seguros de que nuestros lectores tienen más imaginación que ella y ya lo suponían. O les constaba, dependiendo del caso. Es obvio que tanto entre hombres como entre mujeres hay tantas posiciones sexuales posibles que no nos alcanzaría este blog para mostrarlas. Y están las que todavía no se nos ocurrieron, pero ya se le ocurrirán a alguien. Quizás, por qué no, a la propia diputada. O a vos, lector, lectora, que seguro tenés más onda.
El límite, como en las parejas heterosexuales, es la creatividad y la flexibilidad del cuerpo de cada uno, que no son tan distintas entre héteros y gays.
Pero nos gustaría ir un poco más allá de la ironía.
Le recomendamos a la diputada, en serio, de corazón, que no se quede acá y compre los DVDs de la serie. O alguna otra. O que converse con gays y lesbianas, vaya a tomar unos tequilas a la casa de alguien. Algún amigo homosexual debe tener y, si no lo tiene, estamos seguros de que nuestros amigos mexicanos pueden combinar una cita social. No cuesta nada.
Ya no para sacarse sus prejuicios sobre el Kama Sutra —no va a ir a la casa de cualquiera a preguntarle qué hace en la cama— sino para sacarse los otros, más profundos y más importantes, que la llevaron a decir esa estupidez. Porque el problema de fondo es que, cuando habla del matrimonio entre personas del mismo sexo (o, para ser más precisos, cuando habla de gays y lesbianas), la diputada comete el mismo error que todos los homofóbicos del mundo: sólo piensa en sexo.
Es la idea fija. Como si no hiciéramos otra cosa. Como si nos redujéramos a eso: personas que cogen día y noche, sin parar.
Coger es algo que hace todo el mundo. O casi todo el mundo. Pero nadie lo hace todo el tiempo. Suponemos que también lo hace la diputada, con mayor o menor frecuencia… ¡Y no me va a decir que nunca lo hizo dando la espalda! Hay muchas formas también entre hombre y mujer, y variar siempre es una buena idea.
Pero además de tener sexo —por momentos, mirándonos a la cara, por momentos no, como las parejas hétero—, gays y lesbianas hacemos otras cosas.
Sí, diputada, hacemos otras cosas…
… cosas tan extrañas, tan insólitas, tan alienígenas como las que podemos ver en la segunda selección de imágenes de Queer as folk: festejar un cumpleaños en familia, ir a la oficina a trabajar, cocinar un bizcochuelo para nuestro hijo, reunirnos con amigos, hacer las cuentas para ver cómo estirar el sueldo para llegar a fin de mes o tomar una cerveza en un bar con nuestro marido.
O escribir un blog.
Cosas que, como todos sabemos, los heterosexuales no hacen nunca, porque se la pasan día y noche en la cama. Y se casan nada más que para eso — y llegan vírgenes al matrimonio.
¿Ah, no?
Lo que pasa, Abuelo, es que esta "señora" sufre del sindrome de TAFAL DE LLAPO, que en su manifestación más neurótica, produce delirios de este tipo.
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