martes, 13 de mayo de 2014

El asesinato y la buena educación.

Quien lea este artículo podrá intuír o sospechar los lados negativos a nivel personal de esta diputada del PP. Hoy "la buena educación" y el dolor de todos los políticos españoles, el lamento de los medios de comunicación, la exaltación de la bonomia y el trabajo arduo de esta mujer deja de lado todo tipo de crítica, pasará a la historia como una víctima gloriosa del PP, y seguramente no se tardará mucho en que su busto esté presente en algún lugar público. Que quede muy claro que no justifico la violencia ni me da igual su muerte, no señor, quien está en desacuerdo tiene otras vias para la lucha con sus contrincantes, la muerte no soluciona nada, mas bien provoca mas daños todavía. Pero también es verdad que esta señora quedará a partír de ayer en la historía del sacrificio, la honradez, el trabajo arduo "por el bien del país". Las viejas buenas costumbres harán su trabajo una vez mas y asistirémos a todo tipo de halagos. El gobierno con su poder no permitirá que se pueda hacer un balance exacto de su persona, ni nos enteraremos quien era realmente, si era una persona prepotente o maleducada, una tirana típica del caciquismo regional y cualquier otro tipo de abusadora, no sabremos nada. La muerte y las buenas costumbres nos permitirá una vez mas, que no se hable mal de los muertos, la hipocresía tan típica y española estará por todo lo alto. En este blog se publicó hace tiempo una crítica a esta mujer por tener doce cargos y lo hice porque nadie medianamente normal, puede desempeñar tantas tareas y además hacerlo bien. Pero repito, siempre hay medios legales para defenderse, el asesinato no.

Doce cargos y mucho poder

Isabel Carrasco era una mujer con gran protagonismo en León, acostumbrada a la confrontación política, que contaba con muchos partidarios y detractores


Foto de archivo de Isabel Carrasco. / J. Casares (EFE)
 
Políticamente era un torbellino. Personalmente, una mujer accesible y vehemente. Isabel Carrasco era un auténtico tifón, un látigo para sus contrincantes. Sus declaraciones eran intempestivas y sus salidas de tono, constantes. Y a pesar de ello la presidenta de la Diputación de León contaba también con sus fieles seguidores.
Nacida en 1955 en un municipio cercano a la ciudad de León, Campo y Santibáñez, no paró nunca de medirse con todo el que le intentara hacer sombra. O el que le molestara. O el que dijera lo que ella no quería oír. Quienes la critican, sin embargo, estiman que era “muy lista”. Quienes la alaban dicen que “nada ni nadie la paraba”.
Isabel Carrasco murió asesinada este lunes cerca de su casa, junto a la sede del PP, en una de las pasarelas peatonales sobre el río Bernesga, que cruza León. Caminaba hacia uno de los despachos que tenía, la presidencia de los populares leoneses. Estaba enfrascada en unas nuevas elecciones. Y eso, a ella, la estimulaba.
Carrasco era licenciada en Derecho por la Universidad de Valladolid, aunque siempre se orientó hacia las finanzas y la hacienda. Fue profesora de Derecho Tributario en la Universidad de León, inspectora de Hacienda y auditora de cuentas. Su verdadera pasión era la política, a la que entró en 1987 gracias a José María Aznar, cuando este era el presidente de la Junta de Castilla y León, y con el que siempre tuvo una excelente relación personal. Fue nombrada delegada territorial de la Junta en León, un cargo que desempeñó hasta 1991. En ese año volvió a ser inspectora de Hacienda, como jefa de la Unidad Regional de Inspección de las Grandes Empresas y Patrimonio en el ámbito de Castilla y León.

Fue la primera mujer en llegar a la presidencia del PP de León
Dicen personas que prefieren mantener el anonimato que fue en ese momento cuando logró hacerse poderosa políticamente. A través de su cargo, conoció los entresijos de muchos grandes empresarios de esta región y, principalmente, de León. Eso hizo que a muchos los conociera a fondo, y se lo recordara con frecuencia.
En 1995 volvió a la política regional de la mano de Juan José Lucas y fue la primera mujer en acceder al puesto de consejera de Economía y Hacienda. Se granjeó amigos y muchos enemigos. Tanto personales como políticos. Sus formas, con colabores y asesores, hicieron que en poco tiempo perdiera a muchos de ellos, o por abandono o por despido. Pero así era Isabelita, como la conocían muchos compañeros de partido en Valladolid.
Ocho años le duró ese cargo y después fue nombrada senadora del PP, por designación de las Cortes de Castilla y León. Pero Carrasco disfrutaba en la acción política, la actividad diaria, el cuerpo a cuerpo con ciudadanos y contrincantes. Por ello, en 2007 se volvió a León, como presidenta del PP leonés y de la Diputación Provincial.
Años después, en 2011, se la comenzó a conocer como la presidenta de los 12 cargos, ya que se supo, a través de una denuncia del PSOE
El PSOE abandonó la denuncia, pero la continuó el PAL (Partido Autonomista Leonés). También algunos recuerdan que pudo tener algo que ver la propia Carrasco con la división interna que los socialistas vivieron entonces en torno a esa denuncia.
Así, en enero de 2013 Carrasco aparece como imputada por un delito de malversación de caudales públicos, que sigue también abierta. Pero iIncluso de ella salió airosa. Se le imputó por cobrar dietas por kilometraje como consejera de la antigua Caja España, por ir a Salamanca tras fusionarse con Caja Duero, donde se reunía el consejo de administración, con el coche oficial de la Diputación. Según la denuncia, cobró por desplazamientos correspondientes a unos 20.000 kilómetros. Todos esos casos siguen abiertos.
Lo negó ante todos y contra todos. Nadie la silenció. Ni la Justicia. Ni los medios de comunicación, sobre todo los que insistían con el caso de las dietas, a los que retiró la publicidad.
Su osadía era constante. Si la criticaban en una comarca leonesa, días después aparecía en ella para presentar o inaugurar obras. Así era Isabel Carrasco. Arremetieron contra ella en Bembibre por una supuesta “mala” utilización de los Fondos Miner —destinados a la reindustrialización minera del Bierzo, aunque se fueron a arreglar carreteras—. Y ella se presentó en la zona. Y aguantó las críticas.
Carrasco era una mujer con carácter. Impetuosa y “demasiado” vehemente, dice un antiguo concejal de León que prefiere que no se conozca su nombre. Porque todavía se recuerda el miedo que infundía. Miedo a las reacciones. Temor a cómo podría ponerse. Así era Isabel Carrasco. Un tifón, un torbellino.
 

 



 




 

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