Los abuelos perdedores.

   Que hoy en día los abuelos de ambos lados vivan cerca de sus nietos es casi una ilusión, la vida laboral suele llevar a las personas a cualquier lugar impensado por ir detrás de un trabajo, por lo tanto soñar conque los abuelos tendremos los nietos cerca, suele ser eso, un sueño para la mayoría de los casos. Por lo tanto aquí ya tenemos la primer distinción, los abuelos ganadores por cercanía y los perdedores por la distancia. Dice el dicho, en el roce está el cariño, ver crecer a los niños nos mantiene informados y atentos a sus cambios, cuando uno está lejos se pierde el día a día y no se entera de nada.
   La categoría de abuelos perdedores se agranda cada vez más, las parejas que no se separan son casi una rareza y aquí los padres del padre, suelen ser los perdedores, ya que la gran mayoría de las veces las madres se quedan con la custodia de los hijos, y no todas las personas tienen la grandeza de sostener la relación de nietos y abuelos paternos o ex nuera y suegros con la esperada vitalidad y alejada de odios personales. Por lo tanto los abuelos paternos suelen estar condenados al olvido por alejamiento, ya bien provocado o bien por la falta de contacto diario con los nietos, pero suelen seguir perdiendo, aún contando con la inteligencia y la grandeza de una ex nuera, ya que sería mucha casualidad que los padres de ella, no aprovechen la oportunidad para quedar bien con sus nietos y vencer en todos los campos a los abuelos "rivales", por ejemplo, al momento de dar regalos a los nietos, ellos saben lo que quieren, en cambio, los abuelos lejanos no suelen enterarse y si a eso le sumamos que por no estar enterados, los abuelos suelen, por ser prácticos y no desperdiciar el gasto en regalos que no se sabe si gustarán, se suele girar dinero, para que la ex nuera disponga de la mejor manera, lo que muy posiblemente el dinero de los abuelos lejanos, termine siendo para regalos del tipo, ropa interior o un pijama nuevo, que ya le hacía falta al nieto/a y rara vez lo que el niño/a esperaba, por lo tanto hay que apuntarle otro punto en contra a los abuelos lejanos. Un articulo aparte merecería la situación anterior a los divorcios, la relación entre los ahora ex consuegros, sino era buena, ya se imaginan quien serán los perdedores después del divorcio.
   Como en todas las relaciones humanas las variantes son muchas y da para casos donde no siempre los ganadores son los mismos, incluso donde los ganadores o perdedores, son las dos partes, pero no suele ser común. Los abuelos paternos terminan siendo "los otros abuelos", los más lejanos ya sea en distancia o en ausencias cotidianas, en el roce y el conocimiento de los nietos.
   Lamentablemente se da en un caso mucho más grave, "el padre separado" se suelen convertir en proveedor de dinero con derecho a visitas limitadas, que por lo mismo que ante señalé del roce y el día a día, en poco tiempo la hija/o de hombres separados, no tienen mucho de que hablar, ni el padre, él ni sabe por donde encarar su relación con esa persona que crece rápidamente y que normal mente el no aprecia, y siempre y cuando este ejemplo sea de personas maduras que pueden separar sus odios personales y no caigan en tomar de rehén al hijo y quitarle a la otra parte la posibilidad de ser querido y de participar en su educación y crecimiento. Del otro caso mejor ni hablar.
   Los hombres que se separan, suelen estar condenados, a ser padres a medias y futuros abuelos sin futuro.
   Sobre este tema hay inmensidad de estudios y libros para elegir, los psicólogos tienen un mercado infinito para llenar sus consultorios, pero el Abuelo Ladilla, sin bases profesionales puede dar fe de algo que no tiene remedio y que nadie puede establecer en su justa medida, porque por una causa o por otra, de cuatro nieta/os, ¡tiene los cuatro lejos! y aunque quizás no sepa expresarlo en todos sus matices, complicaciones, o recovecos de posibilidades, sabe lo que se siente y por mucho que uno haya calculado este tipo de situaciones al ver que una hija se instala lejos de uno, o al ver que un hijo decide emigrar y se casa con una extranjera, con un divorcio o sin él, uno ya espera no ser nadie en la vida de los nieto/as con una anticipación de años, por lo que, casi desde el principio ya imagina que pertenecerá al grupo de los abuelos perdedores, y uno se va entrenando para aguantar el posible golpe e intenta que se haga un callo en el corazón, por si sucede lo que se ve venir, por la ley de las probabilidades, ya que si el 52% de las parejas se divorcian, la cuenta no es pesimista, sino que es mitad realista.
   Los abuelos suelen soñar con los nietos, influyen en ello muchas cosas, las maravillosas imágenes que nos muestran una vejez jugando con los niños, dejando parte de lo aprendido, salvando a última hora lo que a veces no le hemos dado a los hijos, viéndolos crecer con todo el tiempo que antes no teníamos para con los hijos, pero la realidad, muchas veces, suele ser otra.
   El caso más doloroso para mi, es la del padre separado que no disfrutó de su hija/o, que con culpa o sin ella, o ambas cosas a la vez, que no disfrutó "a full" de su paternidad y tampoco disfrutará del hecho de ser abuelo, esto es un doble castigo...y no se castiga dos veces por el mismo delito.
   En la reunión de Navidad un amigo me comentó con tristeza "yo no fui padre, ni abuelo, fui unos envíos de dinero y unas cartas dictadas por mi ex donde el niño me daba las gracias, hasta que hizo grande y después ni siquiera una puta carta y cuando hablábamos por teléfono, ni siquiera sabíamos de que hablar".
   Lo escuché y lo animé, como si yo estuviera en mejores condiciones que él, ¿para que contarle que fui padre separado y abuelo cuatro veces lejano?... ¿verdad?
  ¡Así es la vida!



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