¡Siempre nos quedará Gambia!

Ayer quise terminar la noche, como quien dice, decadente. Desparramado en el sofá con las patas(a nivel familiar son "las patas" y no los pies) sobre la mesita, la copa llena y viendo la televisión sin importarme mucho lo que ella me ofrecía, estaba entregado al "que me importa" a lo que hay que recurrir algunas veces, para poder desenchufarse de tanta y lamentable realidad, estaba en esa decadencia física dispuesto a mover solo el dedo para cambiar de canal, con muy poca esperanza de encontrar algo que me llamara la atención, porque a veces me pasa que ni siquiera tengo deseos de una película, no estoy con la calma suficiente para estar atento durante un tiempo a algo definido, y aunque mi hijo me provee de copias de buenas películas, rara vez veo alguna. Estaba en eso de cambiar de canal, cuando en la pantalla aparece un español, alto, cincuentón, con el pelo largo y blanco, una camiseta que en algún momento había sido blanca y con una leyenda que creo que decia, "una sonrisa para África" y con alegría le escuche decir "me vine a Gambia porque como aquí no hay recursos naturales que le interesen a nadie, hay algo sumamente valioso...¡paz! aquí no hay coltam, ni diamantes, ni petroleo, solo gente, tierra y gente....." y seguí viendo el programa que supongo sería "Españoles por el mundo", no me fijé.
   Este hombre, según aseveró era natural de Madrid y después de vivir una vida normal, decidió que era hora de hacer la vida que siempre soñó. Esa vida que en algún momento todos queremos hacer, o soñamos con ese cambio, pero que nunca realizamos, una vida con menos cosas, menos confort, menos posesiones pero de mayor sensación de libertad y sin tantos apuros, ni relojes, ni citas a horas exactas, ni obligada buena presencia, ni tanta pleitesía hipócrita con un jefe o un cliente. Y después de terminado el programa apagué la tele y me quedé en la penumbra, disfrutando del silencio de la noche y pensando en tanta gente que aún en la ruina económica y endeudados hasta las orejas para toda la vida, por eso de que en España, se puede perder una casa, pero la deuda no desaparece aunque se entregue la propiedad causante de la deuda, no se animan a cambiar de vida y a comenzar de cero en otro lado. Y me vino a la memoria los dos suicidios que hubo en la zona donde vivo, suicidios causados, en un principio, por perder las propiedades. Este hombre hizo la elección después de haber criado a sus hijos, cuando se dijo, ahora quiero otra vida y terminó eligiendo Gambia donde la paz vale mucho más que las riquezas, inteligente elección, donde no haya riquezas naturales que les interesen a las grandes multinacionales, ahí, es muy posible que la paz sea duradera. Según dijo el le pidió al taxista que lo llevara a cualquier pueblo donde no llegara el turismo y el taxista le respondío, "entonces lo llevo a mi pueblo", por lo visto acertaron, el madrileño encontró un lugar en el mundo, alejado de toda la locura del mundo del consumo y el taxista al recomendarle su pueblo tranquilo donde vive el único hombre blanco, y se puede jactar y decir " a este lo traje yo". Este madrileño es querido en lugar y se nota en él que es un hombre feliz, por lo que paga ese cariño con obras, ya fundó una escuela, entrega sus ideas y sus conocimientos, fomenta iniciativas de trabajo como la apicultura, en fin, da lo mejor de si en un mundo mas calmado y sin tanto apuro ni codicias. Pero una decisión no es para cualquiera, el no tiene el problema del racismo, ni le preocupa ser el único blanco del pueblo, tampoco tiene problemas de identidad, porque ya aprendió que el mundo es uno solo y uno es, de donde está viviendo, y que eso de la patria y la bandera es más cuento que realidad, este hombre ya había aprendido que uno necesita cosas para ser alguien, y que en una sociedad de consumo desaforado uno ya no es otra cosa que un consumidor y que en las grandes aglomeraciones humanas, nadie sabe quien es quien, y tampoco importa. Este señor tuvo la inteligencia y la valentía de hacerse "otra vida", que pena que ronden por los rincones oscuros del fracaso de nuestra sociedad tantas personas arruinadas que no puedan comenzar otra vida...¿verdad?.
   Con solo salir de las fronteras de España. las deudas ya no existen, y allá, donde sea,  también amanece, también pueda estar esperándote un nuevo amor o un proyecto que ni te atrevías a imaginar,  y hasta puedes descubrir que eras otra persona, con posibilidades que desconocías...
   Me gusta ese ejemplo de volver a vivir, y lo recomiendo, siempre es bueno tener una alternativa de escape, de refugio, de futuro, y poder decir como en la película Casablanca..."siempre nos quedará París"...aunque en este caso sea..."Siempre nos quedará Gambia".