martes, 14 de abril de 2015

Como frase es muy bonita pero...

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No nos dijo como hacerlo mi admirado Galeano, tal vez porque decir que primero tenemos que descubrír que llevamos el enemigo dentro, no venda demasiado, para cambiar el mundo hay que cambiar muchos de los conceptos que forman parte de nosotros, como la religión, que nos amoldó a sus preceptos interesados y a un consuelo de por vida con la promesa de un mañana en el más allá. Esa idea nos fue convenciendo que no hay que luchar hoy y aquí. Las religiones nos han hecho dóciles y obedientes desde la cuna misma y el mundo nunca lo cambiaran los dóciles y obedientes, sino los luchadores. Queda muy bonita la frase, pero es incompleta. El mundo está muy bien... ¡para los que están bien! y ellos siempre nos propondrán que nada cambie, las religiones quieren "corderos de Dios" y nos educaron para ser solo eso. Las religiones son un poder, que domina, al igual que el poder del dinero y ambos necesitan "corderos" para seguir vigentes. El mundo no va a cambiar con frases bonitas y es mentira que haciendo cosas pequeñas, la gente pequeña, en lugares pequeños puedan cambiar algo. La gente puede ser ¡solo grande! para cambiar ellas mismas y su entorno y esto no se debe confundir, la gente puede ser modesta, pero pensante, puede ser pobre, pero libre, puede ser débil físicamente, pero un roble de pensamiento. El mundo solo cambiará cuando la gente se libere de las enseñanzas que lo atan, justamente, para que nada cambie. Para que el mundo cambie debemos dejar a un costado el arrodillarse ante los supuestos superiores a los que adoramos. Para que el mundo cambie hay que dejar de tener miedo y fuimos educados en los miedos. Para que el mundo cambie hay que ser lo suficientemente valiente para luchar por los más débiles, siempre. Mientras esto no suceda, se pueden escribir frases bonitas que se aceptarán de buen grado y venderán mucho, pero valdrán de poco. El mundo puede cambiar, pero no cambiará solo y mucho menos con seres humanos opocados, obedientes y seguidores de una educación hecha a la medida de los poderes dominantes, llámense estos, religiones, dinero, imperios...o el señorito de turno.

Un hombre gigante como Galeano nos motiva a cambiar el mundo.

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